Por Theresa Martus (dpa)
Londres, 13 sep (dpa) – Un grupo de personas en un lugar cerrado, como una casa de campo, un cadáver y una pregunta: “¿Quién es el asesino?”. Nadie ha utilizado tanto y tan bien esa fórmula como Agatha Christie, que el próximo 15 de septiembre habría cumplido 125 años.
La autora británica es la más vendida y traducida de todos los tiempos. Su obra “La ratonera”, que puede verse en el West End londinense desde 1952, tiene el récord de la pieza teatral representada durante más tiempo sin interrupciones. Sólo las obras de Shakespeare y la Biblia se editan más que los libros de la “reina del misterio”.
Son sobre todo los inteligentes e intercalados argumentos los que consiguen que los seguidores de Christie lean sus libros una y otra vez y que estos encuentren nuevos adeptos con cada generación.
Nadie es totalmente inocente en sus historias, todo el mundo tiene un secreto que se descubre durante la búsqueda del asesino. Christie escribió 66 novelas policíacas con esa receta y se hizo famosa en todo el mundo junto a sus protagonistas favoritos: Hércules Poirot y Miss Marple.
Torquay, la ciudad en la que Agatha Mary Clarissa Miller nació en 1890, celebrará el 125 cumpleaños de la escritora con un festival de nueve días. Además de lecturas, discusiones, talleres y representaciones de sus obras, habrá una exposición fotográfica con imágenes inéditas de Christie procedentes del archivo familiar.
“La imagen que la gente tiene hoy de Agatha Christie es la de una mujer mayor, parecida a Miss Marple”, apunta la directora del festival, Anna Farthing. “Pero la exposición y el festival también se fijan en la joven Agatha Christie. Creo que su historia puede ser muy inspiradora”.
La escritora vivió 85 intensos años: se casó, tuvo una hija, se separó y se volvió a casar, viajó por Cercano Oriente, África y el Caribe. Y además de sus historias detectivescas, también escribió obras teatrales, novelas de amor y relatos breves. A veces trabajaba tanto que se veía a sí misma como una “máquina de hacer salchichas”.
“Una vida plena”, subraya Farthing. Y una vida en la que la propia Christie, que era muy observadora, encontró inspiración para su trabajo. “Utilizó muchas relaciones familiares conocidas y personajes intemporales”, afirma.
Mientras que en los libros todo se resolvía al final, sigue habiendo un enigma sin aclarar en la vida de la autora. En 1926 Christie se vio en medio de un misterio que parece sacado de sus novelas. En diciembre de ese año, tras una discusión con su marido, Christie despareció durante 11 días. Se encontró su coche abandonado, pero ni rastro de ella.
El caso despertó un enorme interés, llegó a la portada del “New York Times” y colegas como Arthur Conan Doyle se involucraron en su búsqueda.
Pero los que la encontraron fueron los trabajadores de un hotel de Yorkshire, donde se había registrado con otro nombre. Cuando su marido fue a recogerla, no le reconoció. No pudo aclararse qué fue lo que sucedió y Christie nunca habló de ese episodio.
Casi cuatro décadas después de su muerte, en 1976, el interés en la propia Christie y sus obras no ha disminuido. Y sus fans están de enhorabuena: el productor Ridley Scott trabaja en una nueva versión de “Asesinato en el Orient Express” que posiblemente dirigirá Kenneth Branagh.