Por Nada Weigelt (dpa)
Berlín, 15 dic (dpa) – Con el fracaso del alto el fuego, las bombas vuelven a caer sobre Alepo, donde la situación humanitaria continúa siendo catastrófica.
La enconada lucha de las últimas semanas ha hecho que en la ciudad siria escaseen el agua potable, la comida y las medicinas. Miles de personas han huido, mientras que en el este varios barrios han sido arrasados. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) habla de un baño de sangre.
En Alemania, la situación que afecta a la población siria se observa con horror y también preocupa, y mucho, el legado cultural de la metrópolis situada al norte de Siria.
“Allí hay una ciudad en ruinas y nosotros hablamos sobre piedras, eso te deja mal cuerpo”, señaló Stefan Weber, director del Museo de Arte Islámico de Berlín en conversación con dpa. “Nuestro trabajo podría contribuir quizás por una vez a devolver la identidad cultural a un país maltratado”, añadió.
Hasta que comenzó la guerra civil en Siria, el casco antiguo de Alepo figuraba en la lista de Patrimonio Cultural de las Naciones Unidas como uno de los lugares culturalmente más ricos del mundo con sus innumerables mezquitas, sus caravasares (posadas en Oriente destinadas a comitivas o grupos) y sus casas comerciales otomanas.
Ahora la situación es muy diferente, por eso el museo berlinés, en el marco de un proyecto de investigación impulsado por el Ministerio de Exteriores de Alemania, busca posibilitar la reconstrucción de monumentos que hayan sido destruidos durante la lucha armada.
Bajo el nombre “La hora cero: un futuro para el tiempo después de la crisis”, una delegación alemana trabaja codo con codo con expertos sirios para crear un banco de datos que documente los daños ocasionados en el patrimonio cultural en más de cinco años de guerra.
De forma paralela, en el Instituto Arqueológico Alemán se ha creado un modelo en tres dimensiones del bazar de la ciudad, que con sus 6.000 pequeños comercios estaba considerado uno de los más bonitos del mundo islámico.
“Algunas regiones del casco antiguo han sido arrasadas con bombas en túneles que han provocado efectos similares a los que produce un terremoto”, indicó Weber.
“Uno de los minaretes más bonitos de Siria, el de la mezquita Omeya, ya fue arrasado en el año 2014. La mezquita fue bombardeada por completo. Muchos edificios podrán reconstruirse pero muchos otros son irrecuperables”, lamentó el director del museo islámico en Berlín.
Desde Alemania, la fundación Gerda Henkel también lleva a cabo labores de documentación del patrimonio dañado durante el conflicto. En su sede, desde el año 2013 elaboran un archivo sobre arte islámico.
“En este ‘Proyecto de Archivo del Patrimonio sirio’ contamos con más de 150.000 documentos, mapas, fotografías y dibujos de lugares culturales que han sido digitalizados y que pronto se pondrán a disposición en internet”, señalan.
En primer lugar, una documentación exacta y detallada brinda la posibilidad de asegurar un edificio que ha sido parcialmente destruido, permite salvarlo de una destrucción total y sirve garantizar una reconstrucción histórica correcta.
Para el director del Museo de Arte Islámico de Berlín, la protección del patrimonio cultural sirio trasciende el ámbito laboral. Su compromiso se enmarca más en lo personal, dado que este investigador trabajó entre 1996 y 2007 en proyectos de restauración de ciudades en Siria y en Líbano.
“La mayor prioridad debe ser el fin de la muerte y las torturas; después, los sirios, con tranquilidad, deben decidir sobre las reconstrucciones. También la Frauenkirche (iglesia de Nuestra Señora) de Dresde estuvo en ruinas durante 60 años”, apuntó.
A pesar de mostrarse esperanzado de cara al futuro, Weber todavía tiene muy presente la destrucción de la ciudad de Palmira perpetrada por la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en 2015 que fue retransmitida en todo el mundo a través de vídeos publicados en Internet.
En aquel momento, numerosas voces del mundo de la cultura pidieron una reconstrucción inmediata de las ruinas y en la londinense Trafalgar Square se colocó una impresión en tres dimensiones del Arco de Adriano.
“No debemos entrar en una dinámica de destrucción y reconstrucción. Eso sería exactamente lo que quieren conseguir terroristas del EI”, recalcó.