Ámsterdam (dpa) – El sol brilla, desde el mar sopla una ligera brisa. En la playa se reúnen chicos y chicas, algunos comienzan a jugar con una pelota de uno y otro lado de una red. Los jóvenes están jugando al voleibol de playa, llamado también en forma abreviada voley playa.
Muchos juegan al voley playa para divertirse junto al mar. Pero también hay campeonatos mundiales de este deporte, como el que se disputa en estos días en Holanda. Y desde 1996 es también un deporte olímpico.
En las competencias se tienen que seguir estrictamente las reglas, como en el voleibol tradicional. Se puede golpear la pelota con cualquier parte del cuerpo y hay que pasarla por encima de la red para hacerla caer en el campo contrario.
Una gran diferencia existe sin embargo en la formación de los equipos. En el voleibol tradicional hay seis jugadores por equipo, en el voley playa son sólo dos. Esto significa que ambos tienen que saber jugar en todas las posiciones, tanto de ataque como de defensa.
Otra particularidad del voley playa es la forma en la que coordinan su juego los integrantes de un mismo equipo. En el fútbol, por ejemplo, es frecuente que los jugadores se den mutuamente indicaciones a los gritos.
Pero esto precisamente se trata de evitar en el voley playa. En este deporte se intercambian señales secretas con un lenguaje de manos, tratando de que el rival no lo vea.
Incluso se hacen estas señales con las manos en la espalda, para que los adversarios no las detecten. Los jugadores de voley playa desarrollan así un lenguaje secreto.
