San José, 21 ene (elmundo.cr) – La viróloga Eugenia Corrales, que renunció esta semana al grupo técnico asesor del Ministerio de Salud en enfermedades respiratorias, fue la impulsora de la estrategia del martillo y la danza, así como llevar al extremo la limitación de las libertades individuales durante pandemia del COVID.
Las diferencias entre la virología Corrales y la ministra de Salud, Joselyn Chacón, se dieron desde el mismo momento en que se tomó la decisión al inicio del gobierno Chaves Robles de eliminar el uso obligatorio de la mascarilla.
En la carta de renuncia dirigida a Chacón, la viróloga Corrales señaló: “Desde que usted es jerarca de tan importante institución no se ha podido garantizar una asesoría de alta calidad científica que permita al personal de primera línea de defensa contra COVID-19 ni a la población costarricense tomar decisiones y medidas adecuadas en la prevención y mitigación de estas enfermedades”.
“En los últimos meses, su gestión se ha convertido repetidamente en objeto de informes engañosos e incorrectos, se han brindado recomendaciones y cambiado medidas sin revisión ni validación por el grupo técnico”, agregó Corrales.
Corrales desde su posición fue la promotora de las medidas más fuertes de cierres masivos, restricciones vehiculares y la vacunación obligatoria a todos las personas.
Durante un programa sobre vacunación COVID emitido por la Universidad de Costa Rica, Corrales sostuvo sobre las personas con dudas de vacunarse que “están las personas que han recibido mucha información falsa y que la única forma de convencerlos es obligándolos, limitando sus libertades, que no puedan acceder a un restaurante, que no puedan acceder a un avión, que no puedan acceder a educación, que no puedan acceder al campus de la Universidad de Costa Rica”.
Sobre las personas que decidieron del todo no vacunarse, Corrales sostuvo que “es un grupo que ya uno tiró la toalla, que son los antivacunas, que son como una secta, o sea son personas que no sé en que momento perdieron su relación con la realidad y que están basadas en falsedades, falsedades ya demostradas científicamente y que son falsedades”.
En el mismo programa la viróloga alegó que “yo he sido acusada de estar vendida a las farmacéuticas, y les puede decir que ninguna farmacéutica me ha dado ni un lapicero para esto”.