San José, 05 set (elmundo.cr) – 8:42 de la mañana, 5 de setiembre del 2012. A 40 kilómetros de profundidad se desata el segundo terremoto más potente en la historia de Costa Rica. Guanacaste recibe primero el embate de las ondas sísmicas, progresivamente el resto del país y partes de Nicaragua son sacudidas con violencia.
Sámara es el epicentro. En los centros de sismología de Costa Rica y el resto del Mundo ya se activaban las alarmas y los especialistas, mientras intentan mantenerse en pie, corren por determinar la magnitud del terremoto.
2 muertos por ataques cardíacos, 78 heridos, 1474 evacuados y 371 comunidades afectadas es el saldo del movimiento. La alerta de tsunami emitida por el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico en los Estados Unidos, resuena desde México hasta Perú; horas más tarde sería levantada y solo se reportó fuerte oleaje en nuestras costas.
Una reciente investigación publicada por el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA), la Universidad del Sur de la Florida en Tampa, la Universidad de California en Santa Cruz, el Instituto Tecnológico de Georgia y la Universidad de Texas en Austin, reveló que el terremoto de Sámara se extendió por dos meses.
El deslizamiento que ocurrió en la falla por debajo de la Península de Nicoya duró exactamente 71 días. 70% de ese deslizamiento ocurrió en los primeros 30 segundos, cinco minutos más tarde llegó al 75% y tres horas después del sismo llegó al 84%. El restante se liberaría en los posteriores 70 días; la réplica de magnitud 6,4 que ocurrió el 23 de octubre desplazó la falla solamente 1,2% del total.
Estos hallazgos son parte de una publicación científica que hicieran investigadores del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA), de la Universidad del Sur de la Florida en Tampa, de la Universidad de California en Santa Cruz, del Instituto Tecnológico de Georgia y de la Universidad de Texas en Austin. El artículo científico, fue publicado recientemente en la revista “Geochemistry, Geophysics, Geosystems”. Los datos de las estaciones de GPS que opera el OVSICORI-UNA en toda la península de Nicoya y sus alrededores, fueron vitales para la investigación.
“Esta información es fundamental para cuantificar la cantidad de energía que se libera y cuánto queda aún acumulada en una falla. La deformación que se registra con estaciones de GPS meses después de un terremoto permite también obtener información sobre la viscosidad del manto superior y de la corteza inferior, valor fundamental en los estudios de geodinámica interna del planeta”, explicó el OVSICORI-UNA.