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Por Marie Blöcher (dpa)
Desde 1998 ya no circulan trenes por estas vías. Ahora son dresinas, vehículos ferroviarios ligeros, en las que los turistas que visitan la región de Fläming pueden desplazarse sobre los rieles.
La primera parada en el trayecto es la estación de Mellensee. La distancia desde Zossen es de cinco kilómetros. En una dresina de pedales este tramo se puede recorrer en poco menos de una hora. Ya en la década de los 20 venían aquí excursionistas. Hoy hay junto a la estación un tenderete de madera donde Hans-Peter Schoppe vende refrescos. A solo unos cuantos cientos de metros se encuentra el lago Mellensee.
La región de Fläming es un refugio ideal para quien quiera escapar un rato de la vida agitada en la capital alemana. A menos de 50 kilómetros al sur de Berlín todo el paisaje es verde. Si uno sigue viajando en dresina con dirección a Rehagen, el contacto con la naturaleza es cada vez más estrecho. Aquí reina el silencio. Los pinos y los abedules forman un techo de hojas sobre los rieles. No siempre ha sido así. El trayecto fue inaugurado en 1875 por la compañía Ferrocarriles Militares Reales. La línea férrea entre Schöneberg y el campo de tiro de aquel tiempo servía para ejercicios bélicos.
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Más tarde, el tramo fue utilizado para el transporte de personas, hasta que se cerró la vía en 1998. Desde 2003, los rieles vuelven a calentarse, pero ahora por la fuerza muscular. Dos personas mueven los pedales mientras que otras dos pueden ponerse cómodas en un banco colocado en el centro. Con un par de pedaladas, la dresina rápidamente se desliza por los rieles casi automáticamente.
A primera vista, la estación de Rehagen se parece a la de Mellensee. Sin embargo, quien se pare frente al edificio de ladrillo rápidamente se da cuenta de que aquí algunas cosas son diferentes: ondea la bandera francesa y la familia Boyer ofrece a los visitantes una cocina gourmet gala. Cristophe Boyer es originario de Bourg-en-Bresse, una localidad francesa situada a poca distancia de Lyon. Durante sus estudios conoció a su mujer, Manja, y la siguió hasta Berlín. Hace un par de meses, el matrimonio llevó la cocina francesa a Rehagen.
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Quien quiera quedarse más tiempo que solo un descanso en el trayecto puede instalarse en un cuarto de huéspedes o acampar en el jardín. Hay muchas cosas que descubrir alrededor del antiguo edificio: en el césped hay esculturas y los arriates están plantados con mucho cariño. Y también en Sperenberg hay una oferta culinaria del país de origen de los anfitriones: antes de emprender el regreso en dresina, el viajero puede ganar fuerza comiendo pastel de manzana y “poffertjes” (tortas pequeñas de leche, harina y huevos que se fríen). Información básica: un viaje en dresina al sur de Berlín
El tramo ferroviario para dresinas entre Zossen y Sperenberg está situado en la región de Fläming, al suroeste de Berlín.
Cómo llegar: En avión a Berlín. Desde la estación central de la capital alemana salen varias veces al día trenes regionales con destino a Zossen, donde comienza la excursión en dresina.