Por Thomas Bremser (dpa)
Berlín (dpa) – Seguramente lo has visto al presenciar un partido de tu equipo favorito: un jugador cae repentinamente sobre el campo. Probablemente se haya lesionado. Desde el banquillo rápidamente sale alguien a ayudarlo con un maletín en la mano: Se trata habitualmente del médico o el fisioterapeuta del equipo.
Los jugadores de los grandes equipos suelen jugar todos los días, ya sea en partidos oficiales o en sesiones de entrenamiento. Los fisioterapeutas -también llamados kinesiólogos en algunos países- los asisten en todo lo relacionado con la preparación física, las lesiones y en el trabajo de recuperación después de una lesión.
El trabajo del fisioterapeuta comienza dos horas antes del entrenamiento en sí. En ese momento recibe a los jugadores que no están del todo bien o que tienen algún dolor o molestia.
El fisioterapeuta les hace masajes y ejercicios que mejoran la movilidad. A veces también les hace vendajes que protegen las articulaciones.
Cuando comienza el entrenamiento, el fisioterapeuta suele colocarse al costado del terreno de juego para observar con detenimiento los movimientos de cada jugador. Si alguno se lastima, corre a ayudarle. Y luego le indica en el cabina qué ejercicios debe hacer para recuperarse rápidamente.
Durante los partidos los fisioterapeutas se sientan en el banco de los suplentes. Puedes tratar de identificarlos allí en alguna transmisión de televisión. Probablemente sea un poco mayor que los jugadores y no les da indicaciones en el campo de juego como el entrenador. Desde el banco, el fisioterapeuta observa con atención la forma de caminar y los eventuales gestos de dolor de los jugadores.
Cuanto más los conoce, más fácil le es reconocer rápidamente si un jugador al que hicieron caer con una falta está lesionado o si sólo se trata de un dolor pasajero por el patadón del rival.
Hay algunas lesiones que son graves. Con cierta frecuencia los futbolistas y otros deportistas sufren roturas de los ligamentos de las rodillas, desgarros de los músculos del muslo o, en el peor de los casos, fracturas de los huesos de la pierna como la tibia y el peroné.
Después de una lesión comienza la trabajosa tarea de recuperar la fuerza física y la plena movilidad para poder volver a jugar. Eso se llama rehabilitación. Y ahí es donde entra en acción el fisioterapeuta. Él además le brinda apoyo moral al jugador lesionado, que suele estar molesto por tener que mantenerse alejado del campo de juego.
