San José, 31 mar (elmundo.cr)- Caminar por la montaña o en una zona boscosa al lado de la playa es una de las actividades más relajantes y revitalizantes que podemos hacer durante las vacaciones, sin embargo siempre hace falta tener los cuidados necesarios para que nuestra caminata y disfrute de la naturaleza no tenga afectaciones negativas sobre la vegetación.
El principal de los problemas es que existe una falsa creencia de que “llevarse una plantita” o “quitarle un hijito para llevármelo al jardín” o incluso majar plantas y golpearlas innecesariamente, no generará ningún problema al bosque porque “las plantas no sufren” y es “sólo una planta, no un bosque entero”.
Sin embargo la realidad es que ese daño producido a las plantas puede provocar efectos bastante negativos para la biodiversidad del bosque, para la vida de la planta en cuestión e incluso en algunos casos podría generar algunos problemas a los nuevos hogares en los que se hospedarán esas plantas.
Por eso es importante recordar esas razones para pensarlo bien antes de intentar extraer plantas silvestres de áreas protegidas, bosques o zonas silvestres:
1. Las especies silvestres no están adaptadas para vivir “en cautiverio”, su ambiente natural les provee las mejores condiciones para crecer y reproducirse de la manera más sana posible. Cambiar drásticamente ese ambiente puede matar la planta o limitar su capacidad de reproducción.
2. En el bosque todo está vinculado. Cuando se extraen plantas, no solo se le está quitando al bosque “una mata”, sino el hogar de varios insectos, la forma de alimentación de varios animales, el hogar de muchísimos hongos o microorganismos. Definitivamente cualquier pérdida para el bosque, en especial en lugares tan abundantes en biodiversidad como nuestras áreas silvestres tropicales, es un sacrificio para la naturaleza.
3. Hay que aceptar que no conocemos al bosque completamente. Durante una extracción, no podemos tener certeza de si ese era el último espécimen o uno de los últimos de ese tipo de plantas en el bosque, por lo que podríamos provocar un daño ecológico aún mayor del que nos imaginamos.
4. Un turista es un impacto, miles de turistas son miles de impactos. En nuestro país recibimos varios millones de turistas al año y además hay un gran número de visitantes residentes en nuestras áreas protegidas. Si un porcentaje de esas personas tuvieran la idea de llevarse una planta o un pedazo de ella durante su visita, el impacto fácilmente se multiplicaría por miles, haciendo devastadora la pérdida de biodiversidad.
5. Siempre traemos más que la planta. Las plantas y en especial la tierra en la que habitan, son hospederos de microorganismos que se pueden desarrollar y ser inofensivos en ambientes silvestres, sin embargo no se tiene certeza de cómo reaccionarán en el jardín de una casa o ante la interacción con el ser humano. La práctica de extracción de plantas puede ayudar a la proliferación de microorganismos no deseados o dañinos para la vida humana o para las mascotas en nuestros hogares.
6. La plantas y microorganismos pueden tener comportamiento de invasores. El traslado de plantas de un lugar a otro, puede generar que plantas y microorganismos “más fuertes” afecten algunas especies “más débiles”, teniendo implicaciones ecológicas no deseadas en nuestras casas.
Aunque suene redundante tenemos que recordar que las áreas protegidas están hechas justamente para proteger porciones de tierra que tienen biodiversidad muy específica. El y la #TuristaResponsable respeta eso y aprende a disfrutar el bosque observándolo y valorando la vida que hay en él.
Para mejorar nuestras prácticas en estas vacaciones de verano Que Buena Lugar, el Centro Científico Tropical, CANAECO y El Mundo Cr unimos esfuerzos para contarles como ser un mejor turista con el ambiente y las comunidades que visiten en estas vacaciones.
¡Vale más una experiencia inolvidable que un bosque en el olvido!