CRÓNICA

Tertulia disfrazada de toma

» La "toma" de la sede de Occidente de la UCR parecía más una tertulia consentida por la administración del campus, que una medida de presión

» Movimiento declinó responder a acusaciones del uso de la violencia en contra de una funcionaria administrativa

Al lugar llegaron bolsas con víveres. Foto: Luis Madrigal / El Mundo CR

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Alajuela, 21 set (elmundo.cr) – Horas después de que unos 15 estudiantes de la sede de la Universidad de Costa Rica (UCR) en San Ramón “tomaran” ese recinto, la medida de presión parecía ser más una tertulia consentida por la administración del campus.

La autodenominada “Asamblea General Autónoma Sede Occidente” procedió al secuestro de las instalaciones en horas de la tarde, sin calcular que la directora regional, Roxana Salazar mandaría a cerrar las instalaciones.

Dicha orden, sin embargo, parecía no estarse cumpliendo, pues un equipo de EL MUNDO que se desplazó en horas de la noche y estuvo hasta la madrugada pudo constatar cómo los guardas consentían el ingreso de colchones, cobijas, bolsas con víveres y hasta electrodomésticos.

Este diario se desplazó desde San José hasta San Ramón, con el fin de buscar el descargo del movimiento ante los señalamientos que hizo la directora Salazar, de que ellos habian ingresado “con violencia”, revolcando documentos importantes, sustrayendo dinero y hasta golpeando a una secretaria, debido a que tras esperar por una respuesta telefónica horas antes, esta nunca llegó.

Por espacio de casi dos horas, el equipo pudo constatar como en las afueras permanecía un grupo de cerca de 20 personas, quienes aunque las instalaciones estaban “cerradas”, lograban entrar y salir libremente con el consentimiento de los guardas de seguridad.

La toma del campus carecía de tal presión y apoyo, que la Fuerza Pública decidió retirarse del lugar y solamente hacer patrullajes constantes, atendiendo quejas por el ruido que hacía un grupo en las afueras de unos apartamentos frente al campus, donde consumían bebidas y fumaban. Los guardas por su parte, se sentaron a conversar en una banca.

Un estudiante se acercó al lugar para consultar si mañana habría lecciones, pues tenía programado un examen. Uno de los manifestantes le dijo que no, pero que hiciera acto de presencia para apoyar el movimiento.

Otro estudiante que negó identificarse pero que actuaba como el vocero de la “Asamblea” y quien nunca otorgó el descargo del movimiento estudiantil solicitado por la vía telefónica, dijo que habían tomado la decisión de no hablar con la prensa, a menos de que así lo decidieran todos. Su próxima “sesión” se daría hasta la 1:30 a.m. del jueves, sin embargo, a las 1:05 a.m. se sometió a “votación” el ofrecimiento de un descargo mediante transmisión en vivo en las redes sociales de este medio, el cual fue rechazado.

EL MUNDO pretendía que los estudiantes pudieran responder a las interrogantes “¿qué hacen y por qué? ¿cuáles son sus demandas? ¿qué tienen que decir sobre las acusaciones del uso de la violencia contra funcionarios administrativos?” y otras, las cuales debido a la negativa de hablar con la prensa -alegando que no les gustó la publicación de las declaraciones de la directora Salazar donde denunció actos de violencia-, quedaron sin responder.

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