Taxi vs. Uber: ¡A la carrera!

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Autoras: Miren Martínez de Muniain y Ángela Morante

Redacción, 30 abr (elmundo.cr)- Tras la revolucionaria y algo polémica llegada de Uber a Costa Rica, dos redactoras de EL MUNDO quisimos saber si este novedoso servicio podía ganarle la carrera a los taxis. Por eso decidimos realizar un viaje de forma simultánea, una utilizando un servicio y la otra, el de la competencia.

Con este experimento logramos despejar algunas de las dudas más habituales: ¿Cómo funciona? ¿Tiene ventajas respecto al taxi? ¿Logrará disminuir los altos costos del tradicional servicio? ¿Realmente el trato es muy diferente respecto al de su competencia?

Fuimos valientes y decidimos realizar nuestra competición en hora pico. Porque, ¿qué son las calles de San José sin sus estresantes momentos del día en los que la ciudad se colapsa por la circulación (en realidad no circulación) de impacientes carros y autobuses? Haberlo hecho en otro momento habría sido más sencillo, pero no habría sido un viaje “puramente tico”.

Nuestro lugar de salida era la parada de autobuses de Plaza del Sol y nos dirigíamos a la Universidad de Costa Rica (UCR), también a su parada de autobuses. Apenas faltaban unos minutos para las 5.00 pm. Una periodista pidió el taxi en la calle y la otra solicitó el servicio de Uber a través de la App.

Este fue el resultado…

Tiempo de espera

Taxi: Vi cómo mi compañera se montaba en su Uber y mientras, yo todavía estaba esperando a que pasara por la zona algún taxi. Como no había ninguno me moví unos metros a la zona de taxis, cercana a la parada de autobuses de Plaza de Sol. El primero de ellos se encontraba sin conductor así que tuve que estar atenta para ver llegar el primero. Lo paré y me monté. Tiempo de espera: 3 minutos (me subí al carro a las 5.01 pm).

Uber: Tras solicitar mi Uber (a las 4.58 pm), la aplicación me marcaba como tiempo de espera 3 minutos. Sin embargo, apareció a los dos minutos (a las 5.00 pm) justo en el lugar donde me encontraba y sin haber contactado conmigo por teléfono para concretar mi ubicación (como suelen hacer muchos para verificar el punto de recogida). Fue un buen inicio.

Recorrido

Taxi: Antes de indicarle mi destino le pedí lo que suele hacerse en Costa Rica si uno no quiere que le cobren más de la cuenta: poner en marcha La María. Acto seguido le dije que me dirigía hacia la UCR y comenzamos la ruta. Fuimos por la principal de San Pedro, al igual que mi compañera. Me preguntó si quería tomar un desvío (donde creía que iba a haber más presa) o seguir por el Banco Popular de San Pedro. Me arriesgué (pues no tenía claro si en algún tramo no habría tránsito) y le dije que seguíamos por donde íbamos, sin desvíos. Continuamos unos metros hasta girar a la derecha, unas calles antes de la transitada Amargura. Fuimos en paralelo a las vías del tren hasta salir a la principal de la UCR y llegar a mi destino. En total: 1,8 kilómetros.

Uber: Habitualmente, los choferes de Uber suelen guiarse a través de la App de navegación Waze, pero en este servicio, el conductor me dijo que conocía bien la ruta y que no necesitaba utilizarla. A pesar de que sabía dónde estaba la UCR, mi destino,  desconocía dónde estaba la parada de autobuses de la Universidad, algo que me pareció bastante curioso ya que su entrada siempre se encuentra repleta de buses esperando a los estudiantes.

El recorrido no fue el mismo que el de mi compañera: me llevó por la avenida principal de San Pedro y después giró a la derecha por la conocida calle de la Amargura. De ahí, terminamos la carrera en la Radio de la Universidad. En total: 1,67 kilómetros.

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Tiempo de carrera

Taxi: 17 minutos. Ni me lo podía creer. Pensé que iba a costarme más tiempo en llegar a pesar de la corta distancia porque había demasiados carros a lo largo de todo el recorrido. Llamé a mi compañera para ver dónde se había bajado (agarró su Uber antes que yo el taxi) y para mi sorpresa me respondió: “Todavía no he llegado. Estoy por la calle de la Amargura”. Mi taxi ganó la carrera en tiempo récord. Se notó la profesionalidad y experiencia  del chofer, pues me llevó por el lugar exacto para no demorarnos en exceso.

Uber: Comencé el viaje con mucho tránsito dada la hora (eran las 5.00 pm cuando lo tomé). Fuimos todo el camino muy despacio y parándonos cada pocos metros debido al número de carros y de semáforos, que en su gran mayoría nos encontramos en rojo. Nos llevó mucho tiempo llegar hasta la calle de la Amargura, donde estuvimos unos 15 minutos parados debido a la gran afluencia de jóvenes que se encontraban celebrando la Semana Universitaria y que dificultaban mucho el paso de los vehículos. Pronto nos dimos cuenta chofer y cliente de que no fue buena idea tomar esa vía. Tardé 27 minutos más que mi compañera en llegar a mi destino; en total fueron 44 minutos de carrera. El conductor me pidió varias veces disculpas por el retraso y por haber escogido precisamente esa calle.

Servicio

Taxi: He de reconocer que antes de iniciar mi viaje en taxi tenía ciertos prejuicios (por alguna que otra mala experiencia con este servicio). Tuve la suerte de encontrarme con un taxista más hablador de lo que uno suele esperar. Los primeros minutos fueron de silencio. Esperé a que él me hablara. Entonces tomé yo la iniciativa y tras sacarle varios temas, en relación a su servicio y al de la competencia de Uber, el hombre se animó y se mostró muy sincero y amable conmigo. El trato fue correcto.

Uber: Esto fue lo más gratificante de mi viaje. Gracias a la buena conversación y amabilidad de mi chofer, la espera durante el recorrido se me hizo más amena. Un dato curioso sobre nuestra conversación fue que nada más montarme en el carro, me contó que se había estrenado ese día como conductor de Uber y que yo era su cuarto servicio.

Todavía no habíamos comenzado la ruta cuando me preguntó si quería confites, si el aire acondicionado me parecía correcto y si me apetecía escuchar alguna emisora de radio concreta. Durante el recorrido entablamos bastante conversación.

Lo que más me gusta de este servicio (que lo solicito con asiduidad) es que puedo saber el nombre de mi conductor, veo su rostro antes de que llegue y viene anotada la placa de su vehículo. Me da seguridad.

Respecto al carro, era un Kia Carnival de ocho plazas. Se veía bien cuidado y bastante nuevo.

Precio

Taxi: Otra de las sorpresas fue el precio final. Los taxis tienen fama de tener tarifas algo elevadas, a diferencia de las de Uber. Mi pago fue en efectivo (todavía no existe la posibilidad de hacerlo con tarjeta, algo que facilitaría el servicio al usuario). Precio: ₡2.200. Le entregué un billete de ₡5.000 y me devolvió 3.000 colones, con lo que mi viaje me salió finalmente por 2.000. Me pareció un precio justo.

Uber: A pesar de que la App me recordó que se me aplicaría un 20% de descuento en mi tarifa -tal y como lo anunció la empresa hace unos días-, me esperé lo peor después de tan largo viaje. Pensé incluso que quizá habría pagado más que mi compañera en su taxi; y así fue. Precio a pagar: ₡2.550 (550 colones más que ella).

El modo de pago es otro de los puntos fuertes de este servicio ya que te olvidas de pagar en efectivo;  el cobro se hace directamente de la tarjeta de crédito. Sencillo y cómodo para el usuario.

Lo que opina cada conductor de la competencia

Taxi: Preguntado por la competencia, cada vez mayor en el país, el chofer me sorprendió con su respuesta: “A mí no me afecta. Yo ya sé cómo se trabaja en esto y no he notado nada con la entrada de Uber. Sin embargo, el chofer que no sabe va nadando a contracorriente”.

Lejos de culpabilizar al servicio de la competencia, el conductor admitió que “ha sido culpa del taxista que salga Uber”. En este sentido reconoció que muchos de ellos solo hacen su trabajo “por la plata”. “El taxista solo quiere carreras buenas para hacer más plata, largos recorridos. Hay muchos que se niegan a ofrecer trayectos cortos a usuarios”, dijo el chofer de uno de los Toyotas rojos del país.

Uber: Esto es lo que opinó el conductor sobre los taxistas: “Algunos son muy mañosos; ellos tienen La María y la alteran y hacen todo lo posible por sacar todo lo que puedan al cliente… pero no todos son así, eso está en la persona. Obviamente, también hay buena gente. Como se suele decir ‘lo que fácil se hace fácil se va’: un día llegan, les pasa algo, les denuncian, les quitan las placas y se les acabó el trabajo. Por desgracia, muchos están acomodados”.

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