San José, 6 jul (elmundo.cr) – La presidenta de la FEUCR, Alhana Chavarría, renunció ante investigación por mal uso de recursos institucionales.
Chavarría explicó que “en cuanto al uso de un automóvil para el traslado de una refrigeradora: A mediados de mayo mi persona se tuvo que trasladar de apartamento, dicho apartamento no se encontraba equipado. Por lo cuál tuve que buscar cómo equiparlo, principalmente una refrigeradora para mi alimentación, ya que la misma es un tanto distinta por mis problemas alimenticios”.
“En búsqueda de solucionar la problemática, una amistad me regala una refrigeradora, misma que se encontraba a escasos 400 mtrs de mi apartamento, pero por el pesaje de la misma era imposible trasladar sin transporte. A lo que busco un carro para pagar y por más de una semana no lo logré encontrar, ya sea porque el precio era muy elevado o no podían. No tenía los recursos económicos para poder cubrir esta necesidad”, sostuvo.
“Recibo la noticia de que si no mejoro mi alimentación, tendré que ir con especialistas pues el problema alimenticio ya está cobrando factura en mi cuerpo y se está agravando. Perjudicando mi tratamiento de reemplazo hormonal”, agregó.
Chavarría manifestó que “en medio de la desesperación y necesidad, el día 14 de junio del presente año tomé la errónea decisión de llevar la refrigeradora en el automóvil que teníamos a disposición en la FEUCR, buscando poder solucionar dicho problema”.
“Asumo mi error y toda la responsabilidad, estoy en la mayor disposición de colaborar con todo lo que se me solicite, así como en el proceso”, aseguró.
Chavarría indicó que estar al frente de la FEUCR fue un proceso muy desgastante, “tuve que dejar mi vida social, personal, familiar a un lado, para poder cumplir con todo lo que se me exige, aunado que tuve dejar morir mis cursos de carrera y básicamente mi carrera por dedicarme de lleno a la FEUCR”.
“¿Es esto humano? No y aún cuando una es la que pone límites y toma las decisiones, me tocó afrontar una Federación muy desgastada, con grandes problemas por resolver y si no tomaba esas decisiones, todo se venía abajo”, comentó.
También apuntó que uno de sus miedos era que su proceso de transición fuera público, “mi identidad se volvió un debate a nivel nacional, en donde todas las personas tenían derecho a opinar sobre ella, así como hacer de ella una burla”.
“Me sentí utilizada por los medios de comunicación, por sectores sociales y hasta en ocasiones por algunas personas de la misma comunidad LGTBIQA+, porque vendía noticias, pero lo que no sabía nadie es que estaban vendiendo mi estabilidad emocional, al recibir día a día tantos insultos, amenazas, comentarios sumamente violentos, que llegaron a ocasionar a odiar mi cuerpo y esta etapa de mi vida”, criticó.
Según Chavarría “pero sí, el poner el cuerpo sola ante el país entero ha valido la pena, gracias a ello se habla sobre la comunidad trans, sobre los procesos de transición, así como identidades de género. Ha permitido sensibilizar, concientizar y promover espacios de escucha y de deconstrucción”.
“Ha abierto a que muchas personas inicien sus procesos, que en sus casas se hable sobre estos temas y se creen espacios seguros para poder ser nosotrxs mismxs. Logramos posicionar deudas históricas, políticas más inclusivas y propiciar espacios en donde todxs podamos ser parte. ¡Levantamos la voz! Aún cuando nos han querido silenciar”, añadió.
“A todo el país, la transfobia daña, lastima y mata. Cada palabra afecta”, concluyó.