San José, 19 jul (elmundo.cr)- La fosa en donde estaban sepultados los caídos de la Batalla de Tejar en 1948, fueron profanadas y no saben a dónde fueron a dar los restos de las víctimas. La estructura fue modificada con la construcción de varios nichos privados supuestamente con fines de lucro económico.
El lote ubicado en el cementerio de Tejar, es patrimonio de El Guarco y era destinado exclusivamente para la memoria de ellos con el fin de darles un “lugar sagrado” en donde reposar, ya que antes de ser ubicados en ese terreno, estaban enterrados con la ropa ensangrentada y no se les había hecho una ceremonia.
De acuerdo con el relato de la hija de uno de los excombatientes, Mariluz Rojas hay dos fosas hechas y arrancaron la lapida, no se saben si los restos de los excombatientes todavía están en el lugar, mientras que la junta administrativa del cementerio no da explicaciones de lo que pasó.
Don Claudio Rojas fue uno de los excombatientes de aquella batalla en donde, según cuenta murieron más de 142 personas, mismas que eran traídas desde el Empalme hasta Tejar en donde fueron enterradas en un lote de uno de los vecinos que se apodaba “Cuco Arrieta”, mientras se les buscaba un lugar “digno” para ser sepultadas.
Fue hasta en junio de 1956, cuando Rojas, hoy de 87 años, formó un comité para realizar la exhumación de las personas caídas en la guerra que es considerada la más sangrienta de la revolución y lograron darles un espacio de cuatro por seis metros, así que en un acto público le hicieron homenaje a los difuntos, en un pedestal.
Al momento del acto en el que se les hizo honor, se colocó un pedestal en el centro de la fosa y una placa que dice: “Paz y no olvido. Al soldado desconocido”, frase creada por Rojas.
Batalla de Tejar en 1948
Según cuenta el historiador cartaginés, Juan José Montero la batalla de Tejar fue la más difícil en toda la guerra civil de 1948. Las pérdidas humanas fueron las más elevadas de todo el conflicto contabilizando 235 cuerpos desperdigados en lo que actualmente es el parque central de Tejar.
Los soldados del bando de José Figueres Ferrer provenían del Sur librando escaramuzas en su camino, pero nada como lo que iba a pasar en Tejar, mientras que los del bando de Calderón provenían de Ochomogo rumbo a Cartago y de ahí al Tejar.
Cuando inició la batalla, testigos cuentan que las explosiones de las balas y armamentos pesado hacia eco hasta llegar a lugares lejanos a poco más de cinco kilómetros a la redonda.
Tanto el gobierno como el ejército de Liberación contabilizaron muchas pérdidas ese día que inició desde la mañana hasta que finalmente en la tarde estaban enterrando los cuerpos en cuatro fosas, terreno perteneciente a “Cuco Arrieta”, que aún se mantiene en la esquina suroeste del parque.
La actual escuela Ricardo Jiménez Oreamuno y la iglesia fueron estructuras estratégicas para la batalla ya que su posición en el campo de la batalla permitía visualizar en su totalidad el parque.
