CRÓNICA
San Sebastián, 29 dic (elmundo.cr/AFP) – Eran las seis de la tarde de este martes cuando medio centenar de personas se dirigían a Zapote para disfrutar de las fiestas de fin e inicio de año.
Tras una espera de más de media hora en una de las paradas en las inmediaciones del Wal-Mart de San Sebastián, la unidad 09-02 de La Periférica se hace presente y sube a los que ansiosos hacían fila: niños, jóvenes y adultos mayores en su mayoría.
La ya llena unidad, intenta hacer espacio para quienes estaban esperando, sin embargo la capacidad del autobus se ve rebasada. Algunos se quedan estáticos en las gradas y en medio de las barras, las cuales suenan una y otra vez alertando al chófer de que hay personas estancadas en medio de las mismas.
El conductor, identificado con el nombre de Milton, solicita a los pasajeros que se acomoden de modo que le permitan cerrar las puertas. Uno de los que se queda estático en las barras le replica al chófer de que no hay más espacio y grita al resto de pasajeros que se arrinconen para que él pueda subir, a lo que el resto accede. El viaje prosigue unos cuantos centenares de metros.
Un adulto mayor conversa con otra mujer casi de su misma edad, que la discusión que se extendió por unos cinco minutos, se debió a que el chofer dejó entrar más gente de la cuenta. Milton le replica que él se vio imposibilitado de cerrar las puertas porque los restantes que estaban en la fila, se metieron a la fuerza.
Esa respuesta que da el chófer desata la ira de uno de los pasajeros en cuestión, el mismo que le replicó al chófer y pidió más espacio al resto de usuarios.
“¿Qué es la mierda que te tenés conmigo?”, vocifera furioso pese a estar a solo unos 20 centímetros del conductor de la unidad. Éste orilla el autobús a un costado de la Casa Conde, en Jardines de Cascajal y solicita al hombre a quien este medio no pudo identificar pero sí fotografiar, que se baje de la unidad.
La tensión en el autobús crece. Una pasajera grita “señor chofer, le estamos pagando para que nos de un servicio, no un espectáculo” pero su comentario pasa desapercibido entre los demás, que observan inmóviles lo que ocurre. La negativa del hombre de bajarse de la unidad y un empujón que este le da al conductor caldean aún más los ánimos.
Milton procede a forcejear con él para bajarlo. Lo empuja y cae en la acera, procediendo a cerrar las puertas de acceso para que no vuelva a ingresar, sin embargo el sujeto arremete a patadas con la puerta. Tras un segundo golpe, hace que esta estalle en miles de pedazos que salen disparados hasta el centro de la unidad; los gritos se apoderan de los usuarios y la grabación que se hacía en ese momento se corta para proceder a llamar al 9-1-1.
El individuo, que momentos más tarde fue ubicado por un guarda de seguridad privado estaba alcoholizado, a tal punto que pese a haber roto los vidrios de la puerta, la emprende a puños contra la misma, causándose una herida en una de sus manos que ameritó llevarlo a un centro médico para suturarlo y posteriormente presentarlo a las autoridades.
El chofer informa a la empresa de lo ocurrido y pide que envíen una unidad para recoger a los pasajeros que se dirigían a Zapote. Esta tarda unos 10 minutos, mientras los pasajeros intentan suministrar todas las evidencias que grabaron y captaron con sus telefónos celulares para luego ser suministradas a la Fiscalía.
En total, un vídeo captado por este periodista de EL MUNDO, la fotografía frontal del sujeto que logra captar un adulto mayor y las fotos de los daños a la unidad servirán para el caso que se llevará en Flagrancia; esto de acuerdo con los oficiales de la Fuerza Pública que atendieron la situación.
PLEITO A SOLO 25 METROS
No habían terminado de levantar el acta de lo sucedido cuando un pleito doméstico se suscita a solo 25 metros de donde quedó estacionada la unidad de La Periférica.
Tres oficiales atienden el caso que involucra a un hombre alcoholizado y a varias mujeres. Al parecer, éste agredió a la madre de una de ellas, a un menor y rompió una pantalla plana, a lo que las mujeres le reventaron el parabrisas de su vehículo.
“Tenía tiempo de que no pasaba algo aquí en Jardines de Cascajal”, comenta un vecino del lugar a EL MUNDO mientras se graba lo que acontece. “Esas mujeres (las del pleito) siempre han sido muy problemáticas, hasta a mi me han metido en problemas porque no les quise alquilar la casa que tienen a la par”, agregó.
Tras calmar a los involucrados, los oficiales regresan a la unidad de La Periférica para continuar con los procedimientos necesarios. Sin embargo, no pasaron ni 30 minutos cuando nuevamente los sujetos se agreden física y verbalmente.
Al finalizar, llegaron refuerzos de la Fuerza Pública quienes esta vez, sí arrestaron a los involucrados.
