San José, 18 oct (elmundo.cr) – Para el expresidente de la República, Óscar Arias Sánchez, “la democracia no restringe el derecho de una persona o de un gremio de conversar y llegar a acuerdos con otros ciudadanos”.
“Siempre consideré un error del gobierno no conversar con Corrales y Guido si no levantaban los bloqueos de carreteras. Precisamente uno conversa (o dialoga) para exigirles el terminar con esas violaciones a nuestro ordenamiento jurídico”, sostuvo.
Arias comentó que “en mis dos gobiernos siempre recibí en la Casa Presidencial a todo el mundo: amigos y enemigos, partidarios y adversarios. En mi primer gobierno recibía con muchísima frecuencia a las guerrillas marxistas de El Salvador y Guatemala, así como a la contra nicaragüense. Mi única meta era allanar el camino para lograr la firma del Plan de Paz”.
“Igualmente en mi segundo gobierno conversé innumerables veces con los adversarios del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. Nunca puse de condición para conversar con las guerrillas centroamericanas un cese de fuego (el equivalente de un levantamiento de vías de comunicación) para sentarnos alrededor de una mesa a conversar. Tampoco en mi segundo gobierno pude convencer a mis adversarios de que no me obligaran a convocar un referéndum”, aseguró.
Arias insistió en que “yo fui diputado en el gobierno de Rodrigo Carazo y fui testigo del camino hacia el cataclismo que significó el no tomar medidas para evitarlo. No quiero que la devaluación de nuestra moneda se repita”.
“Fue como diputado que dije que “se requiere más valor para coincidir que para discrepar”. Le ofrecí mi voto al presidente para todo lo que significara sanear las finanzas públicas”, explicó.
Arias señaló que “hoy la tarea del gobierno es presentar una nueva propuesta para disminuir el crecimiento del déficit fiscal. Háganlo ya. Mañana es tarde”.
“Consigan los 38 votos que requieren en nuestra Asamblea Legislativa cuanto antes para evitar la catástrofe de 1981. Escuchemos e incorporemos todo lo que nos aportarán las mesas de diálogo, pero no olvidemos que es nuestro parlamento el que tiene la última palabra”, concluyó.