San José, 28 oct (elmundo.cr) – El jefe de fracción de Nueva República, Fabricio Alvarado, señaló que “el árbitro tiene que ser imparcial. Con gran preocupación me enteré de que este próximo lunes los magistrados de la Corte Suprema de Justicia podrían nombrar como magistrado suplente del Tribunal Supremo de Elecciones a nada más y nada menos que Gustavo Román Jacobo”.
“¿Quién es él? Quizás para usted no sea muy conocido o nada conocido, pero es un asesor político del tribunal que en todos estos años se ha dedicado a tirarle basura a todo aquel cuya ideología él no comparte”, aseguró.
Según Alvarado Román Jacobo “ha criticado duramente en sus medios de comunicación amigos, adivine cuáles, La Nación y Canal 7, a todo aquel que piensa diferente políticamente hablando”.
“Ha sido claramente afín a las ideologías que el PAC aplicó durante sus dos desastrosos gobiernos y no ha tenido reparo en incluso ofender a quienes no pensamos como él”, sostuvo.
Alvarado insistió en que “Gustavo Román puede ser catalogado por algunos como una brillante y buena persona, pero ideológicamente es un aguerrido militante de sus posiciones políticas contrarias a la participación de algunos partidos”.
“Tiene clara animadversión, oposición a algunos actores políticos y lo manifiesta vívidamente, tanto él como su esposa”, lamentó el legislador.
Alvarado aseguró que “para ser magistrado del Tribunal de Elecciones se necesita imparcialidad. Mal le harían a la democracia costarricense los magistrados de la Corte Plena designando a Gustavo Román Jacobo como magistrado”.
“Para nadie es un secreto de que el señor Román ha tenido poco cuidado para ocultar sus pensamientos políticos e ideológicos. Sus comentarios, llenos muchas veces de odio religioso, llegando a tratar de borregos a quienes escogen una opción política conforme a sus convicciones y valores, no tienen lugar”, agregó.
Para el legislador “un tipo que recurre al insulto, al tratar de imbéciles a quienes manifiestan posturas políticas y de valores con las que no está de acuerdo, no merece la más mínima consideración para ostentar un cargo que requiere de madurez, sensatez, prudencia y neutralidad”.
“El Tribunal Supremo de Elecciones es históricamente una de las instituciones con mayor credibilidad entre los costarricenses, confianza que recientemente ha venido disminuyendo, y designar al señor Román sería acelerar esa caída y el fatídico resultado sería que el costarricense deje de confiar en la institución garante de la democracia. Si eso pasa, la democracia muere. Un árbitro tiene que ser imparcial y Román no lo es. No merece ser árbitro. No lo digo yo, sus acciones, sus artículos y sus opiniones lo han demostrado”, concluyó.