Juan Marín: elimina partidos y reúne amigos

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San José, nov 16 (elmundo.cr) -Con guardia de honor por la puerta principal del Salón de Expresidentes y con su familia y decenas y decenas de allegados, así como de diputados, candidatos presidenciales y miembros de la prensa; el cuerpo del congresista Juan Marín Quirós entra por última vez al Plenario Legislativo poco después de las 4:00 p.m. de este jueves.

Hay flores, sollozos, lágrimas y un ambiente que no podría definirse como de tristeza, aunque se lea irónico. Es más bien un entorno con luz blanca que emana desde los cinco cristales colgantes de Expresidentes, mismos que dan tinte como de paz y tranquilidad entre tanta tempestad emocional.

Su familia, claramente, está consternada. Aún se mantiene en esa etapa que se cree que es un sueño, pero la realidad es que muchas personas llegan a mostrarles cariño y a acompañarles en lo que fue la Capilla Ardiente.

Eugenia Chavarría, esposa, y las cuatro hijas Talina, Saray, Tamara y Tania ven el acto de honor frente a los escaños de la bancada del Partido Liberación Nacional (PLN), agrupación con la que Marín alcanza la diputación. Están sentadas en sillas de madera gruesa y oscura, con respaldar entre terracota y papaya.

En la lista de presentes, también, están los nombres de los candidatos presidenciales Rodolfo Piza, Antonio Álvarez Desanti, Carlos Alvarado o el de la expresidenta Laura Chinchilla.

Muchos, por no decir todos, se olvidan de sus banderas electorales, del juego de colores que utilizan para vestirse y deciden ir de negro con blanco. Como la formalidad del caso lo demanda.

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Uno a uno, la mayoría de legisladores hacen la guardia de honor junto al féretro envuelto por el pabellón nacional.

Marín, en su última acción dentro del Plenario, logra lo que nadie pudo en este cuatrienio: borrar cualquier barrera política, ideológica y unir en un solo sentimiento y recuerdo a los más de 50 congresistas en el salón. Algunos reconocen la diferencia de criterios o los puntos opuestos en ciertos temas, pero todos coinciden en que el fallecido solucionaba todo con humor y sonrisas.

La luz del atardecer se apaga por la ventana que da a la Avenida Central y con ello llega el momento de despedir al “Comandante”. -Sí, el Comandante. Bueno, es que esa es una de las maneras con las que el legislador guanacasteco acostumbraba a saludar-.

Conforme el reloj digital de números rojos de la pared este avanza, miembros del Poder Ejecutivo aparecen en Cuesta Moras, entre ellos Sergio Alfaro, ministro de la Presidencia y poco después Mauricio Herrera, ministro de Comunicación.

Alfaro decide dar paso al frente y unirse a la guardia de honor, sigue como uno más que rota después de cinco minutos, mientras el cuerpo de Marín descansa ajeno a lo que sucede a su alrededor.

El tiempo sigue sin perdonar dolor, recuerdos o emociones, y la jefa de fracción del PLN, Karla Prendas, rompe el silencio casi una hora después y resalta la personalidad de Marín.

“Los seres humanos tenemos virtudes y tenemos defectos, y en el peso de esas virtudes y defectos, usualmente, uno se pondera y uno recuerda a la persona en cuanto a eso. Hoy a Juan Marín Quirós, ausente físicamente, le recordamos el peso de sus virtudes y sus fortalezas”, recita Prendas desde el directorio legislativo.

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Sigue Antonio Álvarez Desanti, aspirante presidencial; Javier Cambronero, Marcela Guerrero; Abelino Esquivel, Otto Guevara, José Alberto Alfaro, Francisco Camacho, Rafael Ortiz y Marco Vinicio Redondo. Distinguirlos por bancadas sería irrespetar que Marín, realmente, vence cualquier tendencia y los une por sentimiento. Hoy Marín elimina partidos y une amigos.

Si Marín pudiera ver cómo es la sesión, estaría feliz, orgulloso, sonriendo y hasta contando chistes. Pero es momento de decir adiós.

Un funcionario de la Asamblea Legislativa desatornilla la placa de la curul de Juan Marín, minutos antes de que arranque la Capilla de Fuego. Foto: elmundo.cr/Esteban Mora

El inicio del fin arranca, y la manera de comenzar es retirando la placa amarilla con letras negras que se mantenía en la curul de la parte sur del Congreso.

Sigue la emotiva entrega del pabellón nacional a Eugenia Chavarría, su esposa, la mujer con la que “Juancito” escoge meterse en los vericuetos del amor y forjar familia. Sí, a ella le toca recibir el símbolo patrio, doblado en triángulo perfecto.

Siete oficiales, uno delante, cinco con el ataúd al hombro y otro detrás se marchan a las 6:11 p.m., entre aplausos por la misma puerta que ingresan. Los pasos son solo los primeros que llevan al vehículo que emprende un viaje de 205 kilómetros, hasta Hojancha.

El camino sigue y la ruta que dibuja la caravana la pintan los familiares y los amigos que le seguirán hasta su funeral.

Bien lo dijo José Alberto Alfaro en su discurso: “Juan, mi amigo Juan, sé que pronto… bueno, en algún tiempo nos volveremos a ver”.

En la Asamblea Legislativa hay tristeza, aunque el cuerpo se marche; pero paradójicamente entre la tristeza todos recuerdan la sonrisa que durante 54 años Juan Marín sembró.

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Acerca de Esteban Mora 115 Artículos
Licenciado en Periodismo con énfasis en Producción de Medios. Laboró en medios de comunicación cubriendo política y deportes.