San José, 13 feb (elmundo.cr) – En una movida que ha generado más preguntas que certezas, Juan Carlos Hidalgo, ha decidido proclamarse como el candidato único del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de cara a las próximas elecciones.
Sin embargo, lejos de representar un consenso dentro de la agrupación, su anuncio pone en evidencia las profundas fisuras que atraviesa la Unidad, con sectores clave que se muestran escépticos ante su liderazgo.
A lo interno del PUSC, la candidatura de Hidalgo enfrenta resistencias de diversos sectores con peso territorial y político. En Puntarenas, el grupo liderado por el exdiputado Gerardo Vargas mantiene una posición de preocupación, señalando que Hidalgo no representa los intereses de las bases y que su designación responde a una estrategia de la cúpula sin respaldo real en las provincias.
En Desamparados, la reconocida socialcristiana María Isabel Llamas ha manifestado dudas sobre la viabilidad de una unión del partido al día de hoy, siendo que las rencillas han sido más fuertes que el deseo de llegar a la Presidencia de la República.
Mientras tanto, el diputado Alejandro Pacheco, uno de los rostros más visibles de la fracción socialcristiana en la Asamblea Legislativa, tampoco ha mostrado entusiasmo por la autoproclamación del analista político convertido en aspirante presidencial, aunque sí lucharán por los espacios de su movimiento en el cantón de Cartago.
A estas grietas internas se suma la renuncia, apenas unas horas antes del anuncio de Hidalgo, de Douglas Soto, un reconocido militante del PUSC. En su carta de dimisión, Soto lanzó fuertes críticas a la dirigencia del partido, cuestionando la falta de apertura y el centralismo en la toma de decisiones.
“El PUSC está siendo manejado de forma excluyente, sin considerar el sentir de las bases ni de los liderazgos regionales. No es así como se construye una verdadera unidad”, expresó Soto en su misiva.
La proclamación de Hidalgo como candidato único, lejos de fortalecer la imagen de cohesión dentro del PUSC, ha puesto en evidencia que el partido enfrenta serios desafíos para consolidar una candidatura que represente a todos los sectores.
Con una militancia fragmentada y con figuras clave que no han dado su respaldo, la pregunta que queda en el aire es si Hidalgo logrará unificar un partido que, hasta ahora, parece más dividido que nunca.