San José, 23 abril, (elmundo.cr)- Con modelo dirigido al fortalecimiento en la especialización de la salud mental, el Hospital Nacional Psiquiátrico (HNP) avanza hacia una nueva reestructuración tras el cierre del modelo asilar que estuvo operando a lo largo de 127 años.
Según lo informado por Lilia Uribe López, directora de ese establecimiento de salud, con este cambio de paradigma esta institución dejará de tener un área asilar para convertirse en un centro completamente especializado en la rehabilitación y la atención de personas con enfermedades mentales.
Aunado a esto, Uribe aseguró que la apertura del nuevo modelo de atención le permitirá al hospital funcionar como un establecimiento especializado de tercer nivel y redireccionar los recursos para la inversión y capacitación en docencia, tecnología, medicamentos más avanzados, políticas y protocolos que ya se han hecho efectivos, a través de múltiples esfuerzos con la implementación de clínicas y programas especializados.
Así mismo la funcionaria indicó que las personas que sufren enfermedades mentales crónicas, sin tratamiento, en cada recaída van limitando su funcionamiento psicosocial o sea van sufriendo de discapacidad.
El programa por su parte, ofrece el servicio de Rehabilitación del HNP, a través de una atención integral brindada por equipos interdisciplinarios de profesionales y técnicos que permite a estas personas recuperar habilidades que les posibilite una inserción real en la sociedad.
El hospital asumió el rol de albergue para el cuidado de personas compensadas o estabilizadas y en condiciones para un egreso, sin embargo, la falta de recurso familiar idóneo para su contención, derivó en internamientos perpetuos, constitucionalmente prohibidos, con carga económica que no corresponde a este hospital y que se mantuvo por mucha décadas.
Con el cierre del área asilar y la consecuente apertura del nuevo modelo se promueve, protege y asegura el goce pleno y en condiciones de igualdad, de los derechos y las libertades fundamentales de la población con discapacidad asociada a la enfermedad mental.
Asimismo, se garantiza su derecho a vivir en la comunidad, su inclusión y la viabilidad del acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y personal necesario para facilitar su existencia y así evitar el aislamiento y la exclusión.