San José, 17 ene (elmundo.cr) – El jefe de fracción del Liberal Progresista, Eliécer Feinzaig, salió al paso de las críticas realizadas por el Frente Amplio contra los diputados que apoyan la ratificación del Protocolo de Nagoya.
El mismo fue votado a favor por 41 diputados y tuvo en contra el voto de 11 diputados.
Feinzaig señaló que “no todo lo que se dice en este Plenario es cierto, aquí en este Plenario en nombre de la verdad se dicen las mentiras más ridículas que la gente pueda imaginarse”.
“Los argumentos que escuchamos ayer en este Plenario de parte de la fracción del Frente Amplio son en buena medida falsos”, aseguró.
El legislador insistió en que “los compañeros de Frente Amplio a veces se ponen tan pesados que ni ellos mismos se escuchan y estoy seguro que ayer ninguno de ellos escuchó a ninguno de sus compañeros”.
“Dios libre vayan las poblaciones indígenas costarricenses a encontrar la forma de mejorar sus vidas sacándole provecho a esa riqueza, a esa biodiversidad, a ese material genético que de tanto bien puede ser para la humanidad”, sostuvo.
Feinzaig indicó que los diputados del Frente Amplio “cuando han querido se han puesto más reglamentistas que el reglamento para impedir hacer cosas, porque el reglamento no tiene una regulación específica al respecto, y lamentablemente el reglamento no tiene un procedimiento especial para la consulta a los pueblos indígenas”.
“Los diputados del Frente Amplio han encontrado una nueva forma de bloquear un proyecto sin presentarle 418 mociones, porque en redes sociales ya fueron quemados bastante por esa mala práctica, de que a todos los proyectos que no les gustan les meten y les meten mociones y el mecanismo que encontraron ahora es mandemos a consulta el mismo proyecto 17 veces para seguir atrasándolo”, manifestó el legislador.
Feinzaig además de criticar las “mentiras reiteradas del Frente Amplio”, denunció que su compañera de fracción Kattia Cambronero ha sido víctima de violencia política por parte de las diputadas Sofía Guillén del Frente Amplio y Sonia Rojas de Liberación Nacional, lo que calificó de “política rastrera”.
