San José, 22 nov (elmundo.cr) – El economista, presidente del Partido Liberal Progresista, Eliecer Feinzaig, aseguró que “a Costa Rica que se la lleve el diablo, parece ser la consigna de los sectores sindicales que participan en el Diálogo Nacional para proteger sus privilegios e impedir cualquier acuerdo que beneficie a otros sectores”.
Feinzaig explicó que “una propuesta que se discutió, y fue rechazada por los sindicatos, era reducir las cargas patronales que deben pagar las micro empresas y los emprendimientos. Es decir, la gente empunchada y pulseadora que se atreve a crear un pequeño negocito para servir al prójimo y no depender de nadie más, mucho menos de la beneficencia estatal”.
“En este país híper diagnosticado, es ampliamente conocido y reconocido que los altos costos de la seguridad social son el principal obstáculo para la formalización de los pequeños emprendimientos”, señaló.
El político recalcó que no se debe olvidar “que antes de la pandemia, ya el 47% de las personas con empleo estaban en la informalidad. Ahora que la pandemia ha dejado sin trabajo a unos 300.000 costarricenses, que se sumaron a los más de 250.000 que ya estaban desempleados desde antes, muchas personas han recurrido a crear pequeños emprendimientos para sobrevivir”.
“La mayoría de ellos, lamentablemente, en la informalidad, porque el costo de formalizarse es prohibitivo”, agregó.
Además, indicó que “si de la mano de la reducción de costos de la seguridad social lanzamos una agresiva campaña invitando a las pequeñas empresas a formalizarse, instituciones como la Caja podrían incrementar sus ingresos de manera significativa”.
Para Feinzaig “los tagarotes dirigentes sindicales, cuyos representados gozan de estabilidad laboral y la seguridad de que, no importa cuán profunda sea la crisis, conservarán sus puestos de trabajo y sus ingresos, las medidas para reducir los costos de producir en este país atentan contra las “instituciones emblemáticas del Estado”, del Estado, sí, porque con esas actitudes de los sindicatos, queda cada día más claro que no son de los costarricenses. Al menos no de los costarricenses “de a pie””.
El economista enfatizó en que “así es como, del Diálogo Nacional surge la idea -finalmente retirada por el gobierno, pero no definitivamente descartada- de meterle IVA al 13% a la canasta básica, la salud y la educación, pero no se logra un consenso para gravar con impuesto de renta al segundo aguinaldo que reciben los funcionarios en enero, mal llamado salario escolar, que viene siendo un décimo cuarto salario que fondeamos los del sector privado pero sólo lo reciben los empleados públicos”.
“Y por supuesto, tampoco ninguna medida significativa de recorte del gasto público que alivie el bolsillo de los costarricenses, nada que permita recuperar la economía costarricense, ninguna señal de empatía para los desempleados del sector privado, los miles de emprendedores que han perdido sus negocios, y la legión de valientes que, aún en las actuales condiciones, siguen intentando crear riqueza en este país”, insistió.
Feinzaig concluyó diciendo, a partir de la frase: “muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar; pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”; que “definitivamente, los tagarotes sindicales nunca entenderán que si el proverbial carro de don Winston Chuchill se detiene, también ellos se quedarán sin ingresos”.