San José, 20 nov (elmundo.cr) – Los obispos se pronunciaron sobre el proyecto de ley expediente 21.239, que pretende reconocer derechos a niños y niñas no nacidos, que se encuentra en debate en la Comisión Especial Permanente de Juventud, Niñez y Adolescencia en la Asamblea Legislativa.
“Es una realidad que, «desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre… la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar […] Las mismas conclusiones de la ciencia sobre el embrión humano ofrecen “una indicación preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿Cómo un individuo humano podría no ser persona humana?». (Evangelium Vitae, 60a)”, señala el comunicado.
La diputada Paola Vega manifestó en esta comisión: “leo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos «el embrión no puede ser entendido como una persona, para efectos de la Convención Americana de Derechos Humanos, ¡el embrión no puede ser entendido como una persona! Y esto no se puede traer abajo por una ley».
Por su parte, los sacerdotes señalan que “la vida de todo ser humano inicia en la fertilización, proceso mediante el cual los gametos haploides masculinos y femeninos se unen para conformar el cigoto, célula totipotencial con un nuevo y único código genético humano. El Cigoto es, por tanto, la primera realidad biológica del ser humano. Contiene los 46 cromosomas que llevan implícitos en sí mismos todas las características físicas y fisiológicas que definen a la nueva persona. A partir de allí esa misma célula desencadena un refinado proceso coordinado, continuo y gradual que provoca la formación de más células que generan el blastocisto, la mórula y finalmente el embrión como tal. Entendemos, por tanto, que la definición genómica del cigoto es la primera corporalidad del ser humano y, como tal, persona sujeta de dignidad y respeto en estado unicelular”.
Aunado a esto, citan legislaciones vinculantes en nuestro país como la Constitución Política, en la Declaración Universal de Derechos humanos, en la Convención Americana de Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño, en los que según su criterio el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano se plasma.
“En conclusión: ha de reconocerse que el ser humano en gestación tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica, siendo que lo primero que reclama dicha personalidad es el derecho a la vida, por ser el primero y más fundamental de los derechos humanos, dado que sin vida no pueden ejercerse el resto de los demás derechos”, aseguran los obispos.
Por último, reiteraron el “llamado a la conciencia” de los costarricenses “para que se defienda absoluta y plenamente el don de la vida desde sus estadios iniciales a partir del reconocimiento de los datos científicos que sostienen la fortaleza de las determinaciones jurídicas, y que deben de amparar de manera irrestricta el derecho natural esencial y primero, el derecho a la vida”, concluye el comunicado.
Vega presentó 42 mociones que pretenden mejorar el texto del documento, con la finalidad de que los derechos de los «no nacidos» estarán condicionados a que no pongan en peligro la vida o salud de la madre, y que el cigoto tenga 12 semanas o más de gestación.
Este proyecto de ley se encuentra en la Comisión Permanente Especial de. Juventud, Niñez y Adolescencia, pasó a estudio e informe de la Comisión Permanente Ordinaria de Asuntos Sociales, además el Departamento de Servicios Parlamentarios ajustó el texto de este proyecto a los requerimientos de estructura.