Días secos en bosque de Monteverde se cuadruplicaron; aves como el Quetzal se ven amenazadas

San josé, 14 jul (elmundo.cr)- En los últimos años muchos viajes a Costa Rica se hacen para echar un vistazo al fascinante Quetzal, que desde épocas prehispánicas, ha sido considerada el ave más bella de América. Esta especie en peligro de extinción se puede ver en toda la zona de tierras altas y en las elevaciones de los bosques de niebla y principalmente en Monteverde.

Costa Rica cuenta con un estimado de 850 especies de aves de las cuales 630 son especies residentes y cerca de 19 están en peligro de extinción. Las aves exóticas como el quetzal, el tucán y las guacamayas rojas, que todavía se puede ver en las distintas reservas protegidas de Costa Rica.

Uno de los lugares donde más se pueden apreciar los quetzales es en la Reserva Biológica Bosque Nuboso de Monteverde, no se aprecian durante todo el año, debido a los efectos del cambio climático su visita cada año puede ir disminuyendo y evidenciando así que ya no se están reproduciendo como antes.

La Reserva Monteverde junto al Centro Científico Tropical(CCT) comenzó a buscar formas para buscar algún tipo de soluciones, creando así nidos artificiales, elaborados de troncos naturales para que el quetzal encontrara en estos sitios su nuevo hogar.
“Realizamos un monitoreo del quetzal desde diciembre a junio, que es cuando se dan los avistamientos, no tenemos un número exacto, pero estamos con un monitoreo” dijo Yoryineth Méndez, Coordinadora Programa Monitoreo y Manejo Recursos de la Reserva en conjunto con el CCT.

“Se busca conocer más a profundidad, mecanismos o estrategias que implementa el quetzal para poder contrarrestar los cambios en el ambiente, estamos en este proyecto de monitoreo y cuantificar más la información y los datos para poder coordinar mejor el comportamiento de estas aves” dijo Méndez

Por otro lado, desde 1996, el Doctor J. Alan Pounds, Científico Residente de la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde del CCT, realiza un programa de investigación sobre el cambio climático y sus impactos biológicos, cuyos resultados se han publicado en diversos medios.

Pounds y sus colaboradores han hecho los siguientes aportes no sólo con aves sino con otras especies: Las evidencias sobre el impacto que tuvo en diversos ecosistemas el calentamiento global de los años 80, que causó un cambio climático fuerte y abrupto alrededor del mundo.

Desde los reportes de Pounds, se logró evidenciar que el calentamiento está alterando la formación de las nubes en las montañas tropicales, lo que reduce la neblina y las lloviznas, poniendo en peligro al bosque nuboso.

Desde Costa Rica, en el año 1989 se enfatizó en las primeras evidencias que vinculan la extinción de ciertas especies con el cambio climático, como el sapo dorado (Incilius periglenes) y de varias especies de ranas arlequines. Eso salió de aquí de Costa Rica, desde Monteverde para el mundo.

El primer reporte desde el trópico que muestra diferencias en el ámbito altitudinal y la reducción de la población de aves, reptiles y anfibios en Monteverde, producto del cambio climático, lo advirtió Pounds”.

Hace 18 años en el bosque nuboso de Monteverde, Costa Rica, se reportó que la precipitación transportada por los vientos alisios está volviéndose más variable. Esto produce condiciones más secas que promueven cambios en la distribución y abundancia de organismos, de ranas y muchas aves, entre ellos el quetzal.

Esto apoya la hipótesis de que, con el calentamiento, las nubes que se forman cuando los alisios ascienden las laderas de las montañas están formándose más arriba, reduciendo su eficacia en entregar agua al bosque.

El Gerente General del CCT, Carlos Hernández, también se muestra preocupado con el tema de la desaparición de algunas especies: “Yo le digo a mis estudiantes que a nosotros nos tocó formar las áreas protegidas, ahora les tocará a ellos a lidiar con el cambio climático, porque esto no es para dentro de 100 años, está pasando aquí y ahora, así que las decisiones de los nuevos tomadores de decisiones son los tendrán que hacerle entender al mundo que si es un verdadero cambio climático”.

“Esto no es un invento, lo está viviendo desde el campesino hasta el más profesional. Todavía el impacto más fuerte no se ha dado, aún faltan el aumento del nivel del mar y el desplazamiento de las poblaciones de animales y en un futuro tendremos refugiados climáticos” indicó Hernández.

Costa Rica posee cerca del 5% de la biodiversidad mundial y se encuentra en la ave-neo-rica tropical. Esta asombrosa diversidad biológica ha dado al país una amplia gama de hábitats. El hogar de una décima parte del total de especies de aves del mundo, el país ofrece un hábitat crítico para varias especies de pájaros extintos que han desaparecido de otras zonas del mundo debido a la deforestación.

El Centro Científico Tropical (CCT), una organización pionera que tiene 54 años de investigar y hacer propuestas que facilitan la convivencia entre el ser humano y los bosques tropicales. Así lideramos el enfoque conservacionista que hoy distingue a Costa Rica.

El CCT ha dejado huella en el país ya que gracias a este centro se creó el primer Perfil Ambiental de Costa Rica. Se hizo el Sistema de Zonas de Vida, que hoy orienta la planificación del uso de la tierra y permite proyectar consecuencias del cambio climático. Además son los responsables de integrar el equipo que aportó la base técnica para crear varios de los Parques Nacionales de Costa Rica.

En el CCT son los pioneros en hacer Estudios de Impacto Ambiental (EIA) para el proyecto hidroeléctrico del Arenal y la Carretera Braulio Carrillo. Aportando también estudios y cálculos financieros para el “Canje de deuda por naturaleza” y el “Pago por Servicios Ambientales” (PSA).

En cuanto a educación ambiental el CCT lo ha hecho durante 24 años en Monteverde, Pérez Zeledón, Buenos Aires, Coto Brus y Cerro Punta de Panamá.

Mercedes Díaz ,coordinadora del Programa Educación Ambiental (CCT) indica que: “ El grupo más fuerte de la escuela ambiental se da en los centro educativos, con alumnos desde el primer grado hasta sexto grado, que son unos 400 niños de momento en Monteverde y sus profesores, también cerca de 33 grupos de estudiantes son invitados a la reserva de Monteverde para enseñarles temas como: Medio ambiente, pérdida de hábitat y desaparición de las especies, cambio climático, efecto invernadero, reciclaje e incendios forestales”.

Si con estos datos, no se termina de convencer de los efectos negativos del cambio climático, resulta que en los datos de los distintos medidores los científicos de Monteverde han podido ver la tendencia climática que había para el año 1973 al 2016. Se dice que aunque los días relativamente mojados de la época seca se volvieron más mojados, aumentando la precipitación anual, los días relativamente secos se volvieron más secos. Además los patrones de precipitación horizontal indican que esta tendencia hacia más sequía refleja una pérdida de lloviznas y neblina.

En consecuencia, el número anual de días secos llegó a un promedio de 104 días para el período del 2011-2016, comparado a 25 días para el período 1973-1981. El número máximo, registrado en el año 2016, fue de 129 días secos.

El número anual de días secos formando periodos de tres días consecutivos o más llegó a un promedio de 62 días para el período del 2011 al 2016, comparado a 6 días para el lapso del 1973 al año 1981, con un máximo de 89 días para el 2016.

El número anual de días secos formando periodos de cinco días o más llegó a un promedio de 38 días para el período 2011-2016, comparado a 3 días para 1973-1981, con un máximo de 52 días en el año 2016.

En experimentos con orquídeas Lepanthes, los individuos recibiendo cantidades de llovizna típicas de 1973- 1981 produjeron más hojas, flores y frutas, y sobrevivieron mejor, que los individuos experimentando condiciones recientes.

En 2016, se observaron por primera vez en la Reserva Monteverde las lagartijas Norops intermedius y N. cupreus, las cuales están expandiendo sus ámbitos en la vertiente Pacífico con los cambios climáticos.

El CCT desde el año 1962 ha realizado estudios en Costa Rica y en 25 países de Latinoamérica, África y Asia. También por su experiencia y contribuciones el actualmente tiene un papel muy relevante en la toma de decisiones relacionadas con el manejo de los recursos naturales del trópico.

Participaron en una investigación, en el año 2015 que demuestra que el cambio climático global no es siempre paulatino, sino que incluye transiciones abruptas y fuertes, las cuales aumentan nuestra preocupación por el futuro de los bosques nubosos de Costa Rica.

El calentamiento reciente ha causado cambios en la distribución y abundancia de especies, pero la extensión de los efectos no está clara. Aquí investigamos si tales cambios en los altos bosques de Monteverde en Costa Rica están relacionados con el incremento en la temperatura del aire como consecuencia del calentamiento oceánico.

Los resultados del CCT indican que estos cambios pertenecen a una red de cambios demográficos que han alterado las comunidades de pájaros, reptiles y anfibios en el área y están asociados a calentamiento reciente.

Los cambios están asociados con patrones de frecuencia de niebla en la estación seca, correlacionada negativamente a temperaturas de superficie marina en el pacífico ecuatorial y ha declinado dramáticamente desde mediados de los 70’s. Los patrones climáticos y biológicos sugieren que el calentamiento atmosférico ha aumentado la altitud promedio a base bancos nubosos, como fue predicho por tal hipótesis de Pounds y demás científicos del CCT.

Esta hipótesis dice que el alza en las temperaturas de superficie marina ha alterado el clima de las montañas tropicales. Mayor evaporación desde superficies marinas cálidas ha generado una gran cantidad de vapor y el calor latente liberado por esta humedad al condensar, aceleran el calentamiento atmosférico.

Debido a que los perfiles térmicos verticales han tendido a una tasa de lapso húmedo, el declive de las temperaturas con mayor elevación ha disminuido, amplificando el calentamiento en las tierras altas con relación a las bajas.
Temperaturas heladas han subido y los glaciares en montañas tropicales se están derritiendo. Si las superficies dependientes de la temperatura relativamente húmedas, y por ende alturas de formaciones nubosas, también han aumentado, los organismos pueden verse afectados de varias maneras.

El banco de Monteverde, que se forma por la interacción de vientos del caribe en la Cordillera de Tilarán, sube y enfrían adiabáticamente, influyendo varios procesos ecológicos claves. Un levantamiento de nube base altera la hidrología regional al reducir entradas de niebla críticas de la época seca y nube de agua.

Para examinar tendencias climáticas, en la Reserva de Monteverde se han analizado patrones de precipitación, flujos de corriente, temperaturas del aire, datos de lluvia y temperatura del aire del bosque nuboso. La estación climática se encuentra en el límite oeste de la reserva de estudio las 30 hectáreas.

Usando registros del pluviómetro de la estación seca (Enero-Abril), se logra desarrollar un índice de frecuencia de neblina. Esto subestima las entradas con viento, pero contienen signos de eventos neblinosos, así como raras lluvias dirigidas por viento durante frentes fríos.

Debido a que los “días secos” con precipitación medible representan intervalos con poca o nula neblina, sus patrones transmiten información sobre la incidencia y distribución temporal de eventos de neblina. La frecuencia de los días secos son inversamente relativos a las frecuencias neblinosas, así que usamos el anterior como índice negativo del último reporte.

Desde la montaña no hay mucho por hacer, en cuanto a lo poco que sí se puede el personal del CCT lo hace con esmero, pues si no se siguen analizando estos procesos, tal vez muchas personas de Costa Rica y el resto del mundo no se darán cuenta de lo que está sucediendo con las especies hoy desde el bosque tropical, así como en otras latitudes donde ya estamos sintiendo estos efectos drásticos del cambio climático.

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