San José, 09 abr (elmundo.cr) – El defensor ambiental Philippe Vangoidsenhoven denunció la afectación de dos humedales en el Caribe Sur de Costa Rica.
Uno de ellos, propiedad estatal con medidas cautelares, ha sufrido chapeado y la reconstrucción de una cerca previamente derribada. El segundo, ubicado en Playa Negra, presenta dragado de una quebrada en un terreno investigado por presunta tala.
“En un país conocido mundialmente por proteger su medio ambiente, para quienes intentamos defenderlo, se vuelve casi imposible hacerlo”, lamentó Vangoidsenhoven.
El activista cuestionó la lentitud de la respuesta institucional: “Después de tantos años de defensa ambiental, muchas veces las conclusiones toman años, y cuando por fin se logra algo, el humedal ya ha sido destruido”.
Vangoidsenhoven reportó ambos casos a las autoridades, quienes se comprometieron a enviar personal al sitio. El defensor enfatizó la importancia del monitoreo constante: “Por eso siempre es mejor agarrarlos en el acto. Si yo hubiera visto gente chapeando, caigo con las autoridades, con la policía, y eso se detiene ahí mismo”.
Estos incidentes reflejan una problemática recurrente en el Caribe Sur, donde la tala indiscriminada, a veces con permisos cuestionables y otras sin autorización, fragmenta terrenos para construcción. “La impotencia nace de cuando uno se da cuenta solo después de que ya está hecho el daño”, expresó Vangoidsenhoven.
La situación subraya la necesidad de fortalecer la vigilancia comunitaria. Cuando la respuesta estatal es lenta, la comunidad organizada puede marcar la diferencia a través del monitoreo, las denuncias y la documentación ciudadana.
El chapeado y el dragado tienen graves consecuencias en los humedales costeros. El chapeado expone el suelo a la erosión, reduce la retención de agua y elimina hábitats. El dragado altera el flujo hídrico y puede destruir zonas de reproducción de especies. Ambos comprometen la salud del ecosistema y los servicios ambientales que brindan.