
Washington, 23 mar (elmundo.cr) – El directorio ejecutivo del Banco Mundial aprobó hoy un préstamo de US$160 millones para reforzar la capacidad del gobierno de Costa Rica de gestionar el riesgo resultante de amenazas naturales y relacionadas con las pandemias, incluidos los efectos adversos del cambio climático y los brotes de enfermedades.
El segundo préstamo de Políticas de Desarrollo de la Gestión del Riesgo de Desastres con Opción de Desembolso Diferido ante Catástrofes permitirá al país asegurar recursos financieros de libre disponibilidad en caso de desastres de gran magnitud.
“Este préstamo es un reconocimiento al notable progreso de Costa Rica en la gestión del riesgo de desastres. La posibilidad de contar con acceso inmediato a recursos financieros para brindar una respuesta efectiva en situaciones de desastres nos permitirá abordar una emergencia sin la necesidad de redirigir recursos ya destinados para inversiones sociales y de desarrollo. Esto contribuye a la resiliencia financiera del país ante la ocurrencia de estos eventos y a la estabilidad fiscal en general”, expuso Nogui Acosta, ministro de Hacienda.
Este proyecto es el segundo préstamo del Banco Mundial en apoyo a Costa Rica para la agenda de reducción del riesgo de desastres. Como instrumento de política, el primer préstamo contingente, aprobado en 2008 por un valor de US$65 millones y cerrado en 2017 tras dos renovaciones, proporcionó una base sólida para manejar desastres en el país garantizando el capital para poder hacer frente a las emergencias que se presentaron con el terremoto de Chinchona (2009); la tormenta tropical Nicole (2010), y el huracán Otto (2016).
Este préstamo apoya acciones de política para la implementación de las reformas que permitan continuar fortaleciendo este marco institucional para la resiliencia ante desastres y la adaptación al cambio climático, con un enfoque en la inclusión, la capacidad territorial y el financiamiento del riesgo.
“El Banco Mundial busca apoyar a Costa Rica con el fin de que tenga la liquidez necesaria para atender oportunamente a la población afectada por un desastre, en especial a las personas más pobres y vulnerables, quienes tienen una capacidad muy limitada de hacer frente a la pérdida de la vivienda, medios de subsistencia y acceso a los servicios básicos”, dijo Carine Clert, gerente de país del Banco Mundial para Costa Rica y El Salvador.