Guanacaste, 29 jul (VOA) – Las autoridades de Migración de Costa Rica han informado que tienen previsto aceptar a los nicaragüenses que fueron rechazados por su país, pero quedó claro que este proceso dependerá de muchos factores, y que analizarán caso por caso antes de admitir a todos los migrantes que se encuentran varados en la frontera de Costa Rica y Nicaragua.
El gobierno alertó que analizará las condiciones de salida de cada persona que abandonó el país. “Por ejemplo, no es lo mismo tramitar el reingreso de una persona que es residente en Costa Rica y salió teniendo su cédula al día”, explicó la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica. Sobre ese caso, dicen, “lo que se hace es anular su sello de egreso”.
El subdirector de Migración, Daguer Hernández, aclaró no obstante que en este momento las fronteras costarricenses continúan cerradas y ninguna persona podrá ingresar al país vía terrestre, inclusive después del 1 de agosto, salvo el caso de estos migrantes varados que previamente habían hecho su salida del país.
El anuncio se produce después de una actualización del lineamiento general para el egreso de personas viajeras hacia Nicaragua por el puesto migratorio fronterizo habilitado por el Ministerio de Salud de Costa Rica ante la alerta por COVID-19.
Esa actualización contempla que “la persona que sea rechazada por la República de Nicaragua por cualquier situación relacionada con temas sanitarios (presentar sintomatología, rechazo de la prueba de Reacción en Cadena de la Polimerosa (PCR ), u otros de ese tipo, podrá ser admitida en Costa Rica en virtud de que no se materializó el egreso”.
El texto explica, no obtante, que “para ello, la persona deberá́ proceder de inmediato a solicitar la anulación del egreso y demás actos administrativos colaterales que se hayan emitido a su egreso, en la oficina de la Dirección General de Migración y Extranjería”.
El anuncio supone un alivio al clima de zozobra que experimentan por lo menos 400 nicaragüenses varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua.
“De alguna u otra manera nosotros hemos tenido apoyo de la Fuerza Pública (Policía Civil de Costa Rica), oficiales de Migración, alguno que otro ciudadano cercano aquí que se ha puesto la mano en la consciencia, el lado humano y que prácticamente, nos han venido dar de comer”, relató a la Voz de América Edward López, un nicaragüense varado y que junto a una decena de personas ha montado un campamento improvisado en las afueras de las oficinas administrativas del puesto fronterizo de Peñas Blancas, en el lado costarricense.
Solo queremos llegar a casa
En Peñas Blancas, ubicado a unos 600 metros de la línea fronteriza, López y sus compañeros comparten la comida, las dos ollas arroceras y bromas para pasar el tiempo con un poquito más de espacio que sus compatriotas que están hacinados en el lado nicaragüense.
Confiesa que están allí porque temen represalias de los oficiales en ese lado de la frontera si hacen o dicen algo indebido. A pesar de la lejanía, López y sus connacionales comparten un sueño.
“Nosotros lo que queremos es llegar a nuestras casas, estar con nuestra gente, pero tenemos que esperar. Nosotros le pedimos a nuestro presidente (Daniel Ortega) que se humanice, simplemente queremos regresarnos para buscar que hacer allá (en Nicaragua), porqué aquí (en Costa Rica) ya no hay oportunidades”, confiesa López, quien se refugió en territorio costarricense tras el inició de la crisis sociopolítica en territorio nicaragüense en abril del 2018.
Pero en suelo costarricense, organizaciones civiles como Corner of Love, analizan preliminarmente algunas soluciones, entre ellas, establecer un albergue temporal en el cantón de La Cruz, a unos 20 kilómetros de la línea fronteriza con Nicaragua o bien, facilitar pruebas COVID-19 para estos migrantes que ya han cumplido más 10 días varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua.