CASI San Luis desarrolla proyecto agropecuario con mayor productividad del sistema penitenciario

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Heredia, 6 may (elmundo.cr) – Los agricultores del Centro de Atención Semiinstitucional San Luis, en Heredia, desarrollan uno de los proyectos agropecuarios con mayor productividad del sistema penitenciario.

Los 30 hombres que fueron escogidos para recibir el beneficio de descontar su pena trabajando en San Luis, producen 58.400 kilos de cebolla, ayote, zanahoria, repollo y vainica al año, así como 206.000 unidades de culantro, lechuga y chayotes, que se consumen en todas las cárceles del país.

Don Hernán, es uno de ellos, estuvo privado de libertado en el CAI La Reforma y hace cuatro meses fue reubicado en el Programa Semiinstitucional. Asegura que no hay nada que lo motive más en este momento que trabajar.

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“Trabajar con la tierra le ayuda a uno, es como una terapia, lo entretiene y además uno aprende algo. Es muy bonito trabajar en el campo, hay partes duras como escarbar con pala ancha, porque a veces hay raíces y se pone muy duro, además hay que estar agachado y la pala pesa, cuando a mí me toca hacerlo me acuesto a las seis de lo cansado que me siento, pero es lindo porque si no, uno pasaría el tiempo sin hacer nada”, asegura don Hernán.

Para don Hernán “cambiar de un centro cerrado a un ‘semi’ es lindísimo, es totalmente diferente. Aquí uno sabe que todos los viernes sale a la calle y puede uno ver a los familiares y compartir con los hijos. Este miércoles llegaron unos nuevos y estaban contentos de ver la calle y saber que el viernes ya salen a ver a sus familiares”.

“Cuando tuve la oportunidad de salir, lo primero que hice fue irme para la casa, la oportunidad de seguir adelante y cambiar está en cada uno de nosotros, es mejor estar acá que en un centro cerrado, aquí todo el mundo está trabajando aquí no estamos de vagos, si no lo mandan a uno de una vez a un centro cerrado”, agregó.

El grupo de agricultores comienzan las labores a las 6:30 a. m., de lunes a viernes, labrando la tierra, abonando, regando, cosechando, lavando y empacando la producción. Y los fines de semana salen a visitar a sus familias.

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Randall, es otro de los privados de libertad que se beneficie de este programa, tiene apenas 21 años e ingresó al sistema penitenciario por venta de droga; fue trasladado del CAI Gerardo Rodríguez al régimen semiabierto hace tres meses.

“Aquí la dinámica y la convivencia depende y se construye entre todos, nosotros iniciamos la jornada temprano y nuestras tareas consiste en la producción de diferentes alimentos, todo lo que hacemos va directamente a otros centros institucionales, del mismo trabajo que uno hace ayuda a las personas que están adentro”, mencionó.

Según Randall “el momento más esperado para nosotros siempre son los viernes, que vamos a nuestras casas, en mi caso es una felicidad volver con mi familia, con las personas que conozco. Yo agradezco esta oportunidad que nos da el Estado para volver a reintegrarnos en la sociedad”.

Randall comentó que la primera vez que salió, su madre lo recogió en Cartago y fueron a la Basílica de los Ángeles a darle gracias a Dios. “Muchas veces las personas creen que los van a juzgar, en mi caso no fue así. A mí todo el mundo me recibió con los brazos abiertos, pero también muchas personas lo hicieron porque yo les demostré que había cambiado y que no era el mismo que aquel que había ingresado a prisión”.

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El trabajo de estas personas generará ingresos netos por ¢208 millones entre la producción de huevo, carne y hortalizas en el 2016.

Royer lleva tan solo dos meses en el CASI San Luis, y contó su experiencia sobre el día que sintió la libertad entre sus manos por primera vez, “en este centro uno se siente como una nueva persona, como en otro mundo, yo estuve privado casi ocho años en un centro cerrado y, a veces, en esos centros hay oportunidades de trabajar, pero no es lo mismo que estar en el campo como acá. Uno empieza a valorar las cosas y a ver la vida diferente, ya solo queda aprovechar la oportunidad que le dan a uno”.

“Lo primero que hice fue ir donde mi mamá a la casa para a abrazarla y también donde mis hermanos. Mi idea es formar una familia, hacerme una casita y tengo pensado montar un taller de artesanía, pero tengo que dar un tiempo para acomodarme”, añadió.

En total, hay seis cárceles y cuatro centros semiinstitucionales más que realizan actividades industriales, avícolas, agrícolas y bovinas, donde trabajan 331 privados de libertad y beneficiarios del régimen semiabierto para obtener su propio alimento.

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