Cambio de hábitos y controles son la clave en pacientes con cirrosis para elevar calidad de vida

Foto con carácter ilustrativo.
Foto con carácter ilustrativo.

San José, 24 may (elmundo.cr)- Un diagnóstico de cirrosis puede hacer que cualquier persona se preocupe o incluso pueda entrar en depresión; sin embargo, la situación no significa muerte según el director del Centro de Enfermedades del Hígado, doctor José Pablo Garbanzo, pues es posible hacer cambios para lograr una mejor calidad de vida.

Los síntomas más frecuentes de una cirrosis son cansancio, desorientación, alteración en los patrones del sueño, vómito de sangre o sangre en las heces, acumulación de líquido en el abdomen y coloración amarilla de los ojos y la piel.

El doctor José Pablo Garbanzo afirma que aunque tradicionalmente se ha relacionado la  cirrosis con el consumo de alcohol, existen numerosas causas. Una de las principales es el hígado graso, que se asocia a una inadecuada alimentación, sedentarismo y presencia de enfermedades como la diabetes.

Según Garbanzo si los malos hábitos y el hígado graso se asocian al consumo excesivo de alcohol, las probabilidades aumentan exponencialmente, así como las causas congénitas como la atresia biliar (obstrucción de los conductos que transportan las bilis), infecciosas (como los virus) y causas autoinmunes en las que el paciente rechaza espontáneamente su propio hígado.

Esperanza Castro Ruiz, maestra, madre soltera con obesidad mórbida y un diagnóstico inicial de cirrosis por hígado graso, tenía un dictamen que pesaba sobre ella, sin embargo, dos años después, la educadora ha logrado un cambio, al perder 20 kilos de peso.

Castro por mucho tiempo intentó bajar de peso, mas nunca lo logró, hasta que buscó a un buen especialista para tomar el mejor tratamiento, cambió su forma de comer y empezó a hacer ejercicio. La hinchazón se fue y en menos de un año perdió más de 15 kilos.

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