
San José, 30 oct (elmundo.cr) – Veintinueve de octubre de 2014, once y cuarenta minutos de la noche. Los teléfonos de los vulcanológos de la Red Sismológica Nacional de la Universidad de Costa Rica (RSN UCR-ICE) empiezan a sonar.
Una explosión ha ocurrido en el Volcán Turrialba y las familias que residen en las cercanías del coloso, al ver un resplandor rojo en la cima de la montaña empiezan a salir de sus hogares.
Horas antes, los especialistas de la Red Sismológica habían subido al coloso, como lo hacían en otras ocasiones, para hacer mediciones y estudiar el comportamiento del volcán. En esa ocasión las temperaturas en lo que era antes un pequeño boquete habían alcanzado los 725 grados Celcius, 200 grados más que la última medición realizada.
El volcán Turrialba mostraba signos de una pronta erupción. Del boquete salían de forma vigorosa gases y polvo de ceniza. Los vulcanológos tomaron muestras y volvieron a San José para analizarlas.
Momentos más tarde, las estaciones en el volcán detectaban una intensa actividad sísmica; por ello tomaron la decisión de regresar al día siguiente. Un correo electrónico informando de la situación llegó a la Comisión Nacional de Emergencias.
Al filo de la medianoche, las llamadas de alerta a los vulcanológos desde los medios de comunicación empiezan a llegar. Tomaron la decisión de emprender el viaje hacia el Volcán Turrialba para determinar qué es lo que está ocurriendo.
Llegan a la localidad de La Central a la 1:30 de la madrugada del jueves 30 de octubre. Hay intensa caída de ceniza en el lugar, necesidad de usar las escobillas de los autos y malestar en ojos y nariz. Tras estudiar la señal sísmica del volcán, empiezan a subir el coloso.
A las 4:00 am los vulcanólogos llegaron al mirador del Volcán Turrialba; con una cámara térmica (ver vídeo) empiezan a hacer mediciones, las cuales deben suspender de emergencia pues otra explosión ha destruido la pared del cráter suroeste. Se trata de una erupción estromboliania.
https://www.youtube.com/watch?v=N_EfRF4rzIw
“Se percibió inicialmente un fuerte sonido de explosión y se observó poco a poco como se levantaba una columna de rocas incandescentes al rojo vivo, que se golpeaban entre sí y caían dentro y cerca del cráter. A los pocos segundos, aumentó el tamaño de la columna de material incandescente, hasta unos 150 metros, al igual que el sonido del choque de las rocas. En ese momento comenzaron a volar estas rocas al cráter Central de manera dirigida e inclusive algunas de ellas, fueron expulsadas con dirección hacia el mirador. Esta actividad tan intensa nos obligó a bajar inmediatamente a La Central”, relataron los vulcanólogos, que presenciaron el hecho, en su informe de campo publicado días después.
Desde entonces, el volcán no ha cesado en su actividad. El 1 de nobiembre de 2014, otra gran erupción generó caída de rocas y ceniza, la cual llegó hasta San José. Inclusive, la NASA informó haber detectado una columna de 8 kilómetros de diámetro sobre Costa Rica. El 8 de noviembre otra erupción lanzó ceniza, la cual llegó hasta Desamparados.
El 12 de marzo de 2015 se registraron nuevas erupciones, cuatro en total. La segunda de ellas, registrada a las 2:10 pm fue la más grande detectada en el Volcán Turrialba desde el año 1996. La Comisión Nacional de Emergencias ordenó evacuar las comunidades aledañas y emitió una alerta amarilla. Los Aeropuertos Juan Santamaría y Tobías Bolaños cerraron por la gran caída de ceniza.

5 de abril de 2015. Otra fuerte erupción lanza ceniza hacia el Valle Central. Dos días más tarde, otra erupción alcanza los 1500 metros de altura sobre el cráter, arroja rocas incandescentes y ceniza, la cual llega hasta Ciudad Quesada, a 81 kilómetros del volcán.
Las erupciones regresan el 23 y 24 de abril con columnas de hasta 2000 metros de altura sobre el volcán. Para el 4 de mayo, una columna de ceniza de 2500 metros de altura es acompañada de lanzamiento de rocas de 4 kilos a un kilómetro del cráter activo; se trata de la erupción más importante desde la reactivación del coloso.
Las erupciones continuaron el 31 de octubre, cuando se reportaron cuatro y regresaron el 1 de mayo de 2016 y el 5 de mayo del presente año. Para el 16 de mayo, se registraron cuatro erupciones más e intensa actividad sísmica. Dos días más tarde, se reportó otra erupción y al día siguiente se detectaron dos más, las cuales lanzaron flujos piroclásticos.

El 20 de mayo una columna de ceniza de 3000 metros de altura cubrió el Valle Central. Fue la tercera erupción más importante desde que el coloso se reativó en octubre de 2014. Un día después, otra erupción arroja ceniza a 2500 metros de altura, la cual cae en Goicoechea, Coronado, Moravia, Oreamuno, Curridabat, Hatillo, Sabanilla, Alajuelita, Santa Ana, Pavas, Tibás, Santo Domingo, San Isidro, Belén y la Guácima.
El 24 de mayo, en horas de la noche, una erupción alcanza los 3500 metros de altura. El 25 de mayo se registró un temblor de 3,8 de magnitud, seguida de una erupción que dañó los cultivos de comunidades cercanas. El 27 de mayo se registró una erupción en horas de la madrugada y posterior a ella, el coloso se mantuvo con emanaciones de vapor de agua y gases volcánicos, hasta el 2 de junio cuando la columna de ceniza originada por una nueva erupción se elevó a un kilómetro de altura; durante las siguientes horas se registraron tres erupciones más.
Para el 3 y 4 de junio, las columnas de ceniza alcanzaron los 2 kilómetros y el material cayó en la provincia de Limón, producto de un cambio en la dirección de los vientos. Esto además dejó sin electricidad a las comunidades aledañas al volcán y forzó a las instistuciones gubernamentales a tomar acciones para desplazar a la zona alimento para ganado, en vista de que el pasto quedó contaminado.
Tras un periodo de baja actividad, el 10 de junio se reportó otra erupción de 1,5 kilómetros de altura. El 19 de junio ocurrieron dos más y el 24 de junio otra con 1000 metros de altura, siendo la última del mes, hasta el 7 de julio cuando se reactivó con una columna de un kilómetro.
El 22 de julio el volcán volvió a su emanación de gas y ceniza; tres días más tarde se reportaron dos erupciones, la primera de las cuales lanzó ceniza a 3000 metros de altura.
Tras tres semanas de calma, el 17 de setiembre el volcán reactivó su emanación de ceniza, la cual se ha mantenido hasta hoy, sumando ya 47 días.
El 19 de setiembre ocurrieron cinco pulsos, el más grande lanzó ceniza a 4000 metros de altura, rocas calientes a 500 metros de altura y material que cubrió todo el Valle Central, llegando hasta Puntarenas. El Aeropuerto Juan Santamaría debió ser cerrado.

Un día más tarde, otra erupción importante alcanzó los 3000 metros de altura. El 22 de setiembre se registró la erupción más grande en 20 años, extendiéndose durante cuatro horas.
El 3 de octubre, OVSICORI reportó que la cámara ubicada en el Volcán Irazú, y que enfoca al Turrialba, detectó una columna de vapor y gases con luminosidad intensa que fue reportada por lugareños.
47 días, 1128 horas. Los especialistas no esperan que el coloso disminuya su actividad en el corto plazo. Incluso, barajan la probabilidad de que se generen erupciones aún más intensas.
El Parque Nacional se mantiene cerrado. El anillo de exclusión de tres kilómetros se mantiene y producto de la incesante caída de ceniza, Coronado y Goicoechea fueron puestos en alerta verde, Turrialba, Oreamuno y Alvarado tienen alerta amarilla.
