San José, 1 ago (elmundo.cr) – Inspirados por el lema «buenos hábitos, buena salud» la Caja Costarricense de Seguro Social cumplió el primer quinquenio donde se impulsó en las comunidades la educación de los hábitos saludables, con el objetivo de aumentar el compromiso de las personas con su salud para tener un mayor grado de bienestar a largo plazo y prevenir enfermedades.
La promoción de hábitos de vida saludables se desarrolló en el primer nivel de atención durante cinco años consecutivos y estuvo conformada por charlas participativas de ocho sesiones, con adultos mayores de 20 y menores de 65 años, quienes aprendieron prácticas de salud en alimentación saludable y actividad física.
Las técnicas lúdicas desarrolladas en los procesos educativos favorecieron el aprendizaje con la incorporación de dinámicas, juegos y actividades divertidas y amenas, permitiendo que el mensaje de cambio fuera motivador, práctico y realista para cada uno de los participantes, afirma Marlon Lizano Muñoz, nutricionista del equipo del área de evaluación de los servicios de salud.
La “Dirección de compras de los servicios de salud” tiene una unidad que hace la evaluación de todos los servicios institucionales, en cuyo capítulo dedicado a la “Promoción de Estilos de Vida Saludables” se puede notar el avance de la prevención, como parte de la oferta de los servicios de salud en las comunidades.
El reporte de lo realizado de los últimos cinco años por los equipos de salud en las comunidades se refleja el ámbito y la diversidad de acciones realizadas con éxito para ir creando una cultura de prevención en el país que logre contrarrestar las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión y las dislipidemias.
Las conclusiones del informe de evaluación del proceso son las siguientes:
Los equipos de salud hicieron un esfuerzo interdisciplinario para acompañar el proceso educativo en la comunidad. Para lograr una visión más amplia de los cambios en estilos de vida saludables y sus efectos en la salud, en las charlas participaron profesionales de medicina, nutrición, trabajo social, enfermería, psicología, promotores de la salud y educadores físicos, entre otros.
Además, por la metodología participativa, las personas pudieron compartir sus propias experiencias para el enganche de hábitos saludables y aportaron ideas para crear en la comunidad ambientes favorables para el cambio hacia la formación de ambientes adecuados para la promoción de la salud.
El fomento de la actividad física comprendió desde aprender a hacer ejercicios básicos, que pueden desarrollarse en el hogar y con los recursos disponibles, hasta la formación de grupos comunales de ejercicios por deporte o recreación, que incluyen sesiones de baile, caminatas y otras experiencias amenas y estimulantes, relacionadas con la cultura de cada lugar y que representan romper con el sedentarismo.
El proceso incluyó la vinculación de los actores sociales como los grupos comunales ya establecidos, asociaciones, instituciones, gestores de organizaciones públicas y privadas en la zonas, grupos institucionales, organizaciones públicas y privadas y también se incorporó a personas del sector comercial para la movilización.
La divulgación de las aperturas de las charlas se realizó mediante periódicos, boletines parroquiales, misas, instituciones públicas y privadas, comercios locales, asociaciones de desarrollo comunal y grupos organizados, entre otros. Además, se recurrió a las redes sociales y sitios web de los mismos actores sociales involucrados.
Algunas áreas de salud empezaron el proceso de cambio de hábitos con los funcionarios de salud. La decisión de mejorar el estilo de vida, de realizar modificaciones en el comportamiento o influir en los factores de riesgo en salud, debía partir desde un convencimiento personal, que luego sería transmitido a cada uno de los participantes en las comunidades, pero desde la experiencia vivida en el proceso de cambio.