Por Yuriko Wahl-Immel (dpa)
Düsseldorf, 29 nov (dpa) – El robot se pone en posición en la sala de operaciones. Se sospecha que el paciente puede padecer cáncer y es necesario tomar una muestra de tejido para comprobarlo: el brazo articulado es el encargado de hacer la biopsia.
La máquina manipula la aguja con rapidez en el lugar preciso, una tarea normalmente difícil y que le lleva tiempo al médico. El doctor introduce entonces la aguja para la biopsia en la jeringa que sostiene el robot. No hay ningún tipo de temblor y la mano humana no se ve afectada por la radiación que producen las imágenes tomadas para controlar la operación, sino que sólo las recibe la máquina. También el paciente recibe menor radiación.
Los investigadores de un grupo del Instituto Fraunhofer adaptaron este brazo articulado de la empresa de robots industriales Kuka para ser utilizado con fines médicos y lo presentaron en la feria Medica, que se celebró en Düsseldorf. Se espera que en unos pocos años salga a la venta al mercado.
El equipo formado por el hombre y la máquina fue uno de los temas centrales en la mayor feria sobre tecnología médica del mundo.
Por ejemplo, con robots “sensibles” que puedan poner inyecciones o “gusanos” robóticos que con una incisión mínima sean capaces de introducirse y atacar un tumor en el oído interno. Muchos de los avances que suenan a ciencia ficción ya son una realidad. Las clínicas están modernizando sus quirófanos y empezando a introducir brazos robóticos como asistentes.
“Ya hay muchos sistemas de asistencia robótica en uso”, señala Klaus-Peter Jünemann, director de la Clínica Universitaria de Kiel. “Se usan robots de alta precisión para enfocar los rayos X exactamente en la zona que hay que examinar”.
En urología, pero también en neurocirugía, hay intervenciones asistidas por robots. Hay que imaginarse estos robots siempre en combinación con sistemas y animaciones informáticos. “Esto cambiará la medicina a largo plazo”, afirma convencido este urólogo. “Las operaciones en las áreas del vientre o el pecho ya no se harán abriendo al paciente, sino en el futuro con sistemas robóticos guiados que sean mínimamente invasivos”.
Con estos sistemas, el cirujano está sentado a unos metros de la mesa de operaciones y dirige el brazo robot con los instrumentos minúsculos en el paciente. Desde allí mueve las tijeras o la aguja. Para hacerlo, cuenta con una gran capacidad de movimiento y actúa sobre la base de imágenes en 3D que le transmite una cámara especial.
Todo se ve ampliado hasta diez veces. “Uno tiene la sensación de estar dentro de la persona”, dice Jünemann. Ya se trabaja con este sistema en más de 80 clínicas alemanas. Kiel está considerada como la precursora porque ya ha modificado todo su sistema. “Los beneficios para el paciente son inmensos”, dice el médico. Como ya casi no se hacen cortes, la curación de las heridas deja de ser un problema, casi no hay pérdida de sangre y la precisión es enorme.
El futuro es la “realidad aumentada”, subraya Jünemann: la imagen con el diagnóstico, por ejemplo un tumor cerebral marcado, se proyecta en la sala de operaciones. “El cirujano sabe exactamente dónde está oculto el tumor y lo extirpa sin destruir tejido sano”.
Este experto está convencido de que esto “llegará, ya está en desarrollo”. Su clínica será la primera en todo el mundo en la que además se hará cirugía de accidentes con brazos robóticos, por el momento solo con personas que hayan donado su cuerpo a la ciencia. “Será un salto cuántico”, dice Jünemann.
Bernhard Kübler, del Instituto de Robótica del Centro de Aviación y Aeroespacial Alemán (DLR), explica: “Nuestro gran objetivo es facilitar la manipulación al cirujano mediante sistemas robóticos y ampliar así de forma drástica el espectro operativo”. El instituto lleva 15 años trabajando en este proyecto y ve aún un enorme potencial.
“Es posible pensar también en aparatos especializados que asuman tareas de servicio, por ejemplo relacionadas con la esterilización de los instrumentos quirúrgicos”, indica. Ya están funcionando en algunos hospitales también sistemas de transporte sin conductor que llevan comida a los pacientes o recogen las bandejas y las devuelven a la cocina.
Kübler subraya las ventajas en la precisión de las intervenciones, pero también tranquiliza a los pacientes: “El médico sigue siendo el que opera, no el robot”.