
Fujifilm amplía su familia de cámaras de sistema con el nuevo modelo X-T10, que es de hecho la hermana pequeña de la X-T1.
Ambas tienen un sensor de imagen APS C CMOS (16,3 megapíxeles). La X-T10 cuenta con un visor electrónico OLED dotado con 2,36 millones de píxeles y una magnificación de 0,62x, menor de la de su antecesora, que es de 0,77.
La X-T10 mantiene la aleación de magnesio en el cuerpo de la cámara, pero no así la resistencia a las salpicaduras y el polvo de su versión de mayor tamaño. Cuenta con tres diales de aluminio y siete teclas a las que se les puede atribuir la función que se desee.
Ambas alcanzan los 8 fotogramas por segundo con enfoque continuo y pueden grabar video en Full HD con hasta 60 fotogramas por segundo.
El cuerpo, que pesa 380 gramos, viene en negro y plata y mide unos 12 por 8 centímetros y 4,1 centímetros de profundidad. Cuenta con conexión WLAN y para flash externo. Se vende a partir de 699 euros, 500 menos de lo que se pedía en marzo de 2014 por la X-T1.