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En los meses de verano hay que prestar mucha atención dónde se deja el smartphone. Un teléfono inteligente nunca debe estar al sol, puesto que ya una temperatura de 35 grados centígrados puede dañar la técnica, sobre todo la batería. En ese caso, el dispositivo se apaga solo.
Pero cuidado: También un smartphone apagado puede recalentarse e incluso incendiarse. Si bien existen diferentes aplicaciones diseñadas para analizar y optimizar la temperatura del teléfono, el mejor consejo es dejarlo siempre a la sombra.
Sin embargo, si alguna vez se recalienta, es aconsejable dejar enfriar el móvil a una temperatura ambiente. Bajo ninguna circunstancia se debe colocar el aparato a enfriar en el refrigerador, ya que las temperaturas extremas de todo tipo amenazan la tecnología de los teléfonos inteligentes.