Roma, 10 may (dpa) – El cubano Raúl Castro, presidente de uno de los últimos países comunistas del mundo, se mostró hoy tan impresionado por el papa Francisco que aseguró que no descarta volver a abrazar el catolicismo.
“Leo todos los discursos del papa”, dijo Castro en una rueda de prensa con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, con quien se reunió tras mantener una audiencia privada en el Vaticano.
“Si el papa sigue hablando así, tarde o temprano empezaré a rezar otra vez y volveré a la Iglesia católica, y no es broma”, afirmó el hermano del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro.
El argentino Jorge Mario Bergoglio recibió a Raúl Castro por la mañana en el Aula Pablo VI y tras aproximadamente una hora de conversaciones en las que hablaron de la organización de la visita del pontífice a Cuba en septiembre, se despidieron estrechándose larga y cordialmente la mano, informó Radio Vaticano.
El Vaticano dijo que la audiencia tuvo lugar en un ambiente muy amistoso y que duró 50 minutos, bastante más de lo habitual. Además de hablar sobre la visita papal, Castro le agradeció al pontífice su papel como mediador en el histórico acercamiento que protagonizan Estados Unidos y Cuba desde el pasado diciembre.
Como regalo, Castro entregó a Bergoglio una medalla conmemorativa de los 200 años de la Catedral de La Habana, de las que sólo se han fabricado 25, y un cuadro del artista cubano Kacho, presente en la delegación e inspirado en el compromiso del pontífice con los refugiados y su viaje en julio de 2013 a la isla italiana de Lampedusa. A cambio, el presidente cubano recibió una medalla de San Martín y una copia de la encíclica del papa.
Francisco es el primer pontífice latinoamericano en la historia de la Iglesia católica y tiene fama de defensor de los derechos sociales y crítico del capitalismo salvaje, por lo que cuenta con buenas herramientas para entenderse con los líderes de La Habana.
En una entrevista en enero con el diario italiano “La Stampa”, Bergoglio dijo que preocuparse por los pobres “es una tradición de la Iglesia, no es una invención del comunismo”.
Castro dijo sentirse impresionado por “la sabiduría, modestia y todas las virtudes que ya conocemos” del religioso, y bromeó sobre su educación jesuita, orden a la que pertenece Francisco. “Le dije que había asistido a muchas más misas que él”.
“Cuando el para venga a Cuba en septiembre prometo ir a todas sus misas, y con gran placer”, señaló el mandatario, de 83 años.
Las fechas exactas de la visita del papa a Cuba no han sido aún confirmadas, pero es seguro que hará escala en la isla en su camino a Estados Unidos. La fecha prevista de llegada a Washington es el 23 de septiembre, y luego se trasladará también a Nueva York y Filadelfia.
El último papa que estuvo en Cuba fue Benedicto XVI en 2012. Juan Pablo II viajó a la isla en 1998, en una gira histórica que mejoró de manera clave las relaciones del gobierno cubano con la Iglesia católica.
La influencia de la Iglesia en la Cuba secular ha ido creciendo en los últimos años y se ha convertido en un interlocutor regular del gobierno de Castro. En 2010 medió para que fueran liberados unos 100 presos políticos.
Raúl Castro es el segundo presidente cubano que visita el Vaticano. Su hermano Fidel estuvo en 1996, cuando se reunió con Juan Pablo II.
El mandatario cubano hizo escala en Roma en su vuelo de regreso de Moscú, donde participó en las celebraciones por el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. El evento fue boicoteado por la mayoría de líderes occidentales como protesta por el papel de Rusia en el conflicto en Ucrania.
Sin aceptar preguntas de los periodistas, tras su encuentro con el primer ministro Renzi el dirigente cubano dijo que espera que Italia ayude a la isla a terminar las negociaciones sobre un acuerdo histórico de cooperación con la Unión Europea (UE) a finales de 2015, y elogió al presidente estadounidense, Barack Obama, por proponer quitar a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
“Quizás el 28 de mayo el Senado (estadounidense) nos quite de la famosa lista de países terroristas”, señaló. “Nunca debimos ser incluidos en ella”.